- El reto temerario del PAN y su dirigente Marko Cortés
- Desde el poder intentan borrar a su partido en Puebla
- La Guardia Nacional y la pelea final por el mando civil
Marko Cortés lleva a su partido a un juego temerario.
Bajo su dirección, Acción Nacional (PAN) se ha convertido en el único partido de oposición Andrés Manuel López Obrador y su partido, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
Nadie le hace sombra.
El Partido de la Revolución Democrática (PRD) ha intentado oponerse a muchas acciones del nuevo gobierno, pero Los Chuchos han pagado caro su discurso radical.
Socaban su escasa militancia desde dentro y de fuera porque las tribus están a disposición del mejor postor y día tras día se anuncian deserciones y sumas formales o de facto al partido dominante.
La sangría sería mayor a estas alturas si no hubiese abierto rechazo a aceptarlos por ya saben quién expresada por su gente, caso de Claudia Sheinbaum contra Mauricio Toledo y otros diputados federales.
La propia Sheinbaum vería fortalecida su administración en la Ciudad de México si abriera sus puertas a cuadros como el alcalde de Coyoacán, Manuel Negrete.
Pero se opone, y su voluntad con la de López Obrador es una, porque fue precisamente en ese municipio donde fue agraviada en campaña y chocó con el grupo de Toledo y Negrete.
ALONSO: COMPLICIDAD Y MANO NEGRA
El Partido Revolucionario Institucional (PRI) tampoco es opositor de peso.
Sin conducción nacional, sin brújula, aliado en ocasiones con Morena –la Guardia Nacional y Puebla son dos ejemplos públicos-, el priísmo ya no preocupa al poder federal.
Diferente al PAN, tema de hoy.
El agravio mayor fue la derrota infringida a Miguel Barbosa con la panista Martha Erika Alonso, cuya victoria fue desconocida por el ex candidato y próximo candidato y su guía Andrés Manuel López Obrador.
Por ello la apuesta superior está puesta en humillar y casi desaparecer al PAN y, como hemos adelantado aquí, Morena tendrá en el PRI al aliado encomendado de legitimar el triunfo de Morena el 2 de junio.
Será la respuesta a las provocaciones –el término no es mío- de Marko Cortés cuando habla de “silencio cómplice” y de “mano negra” del gobierno en la muerte de Alonso y Rafael Moreno Valle.
El lo sabe y por eso promete “refrendar lo que ya habían decidido los poblanos, que Acción Nacional ganara y ahora lo haremos con más ganas…”.
Reto y acusaciones temerarias, como comprobaremos en junio.
Sentencia dictada desde el 2 de julio, cuando el grupo de Moreno Valle se alzó victorioso sobre la ola lópezobradorista que arrasó de frontera a frontera y de océano a océano.
LA DISCUSIÓN MADRE POR LA GUARDIA
Como adelantamos la semana anterior, viene la lucha definitiva por el destino de la Guardia Nacional.
A estas alturas las leyes secundarias tienen peso superior a la reforma constitucional con la cual se da vida a la Guardia Nacional y se legitima la presencia de las Fuerzas Armadas en la calle.
La pelea estará centrada en el mando de esa nueva corporación.
La disposición “civil” se puede burlar de muchas maneras y la principal es utilizar a un militar retirado o con licencia encargado de conducir a ese cuerpo castrense con uniforme policiaco.
Por algo el coordinador de Morena en la Cámara, Mario Delgado, se ha pronunciado por la posibilidad de una dirección militar.
El y Ricardo Monreal tienen todo para ganar: disponen de la mayoría simple –la mitad más uno de los plenos- en San Lázaro y en el Senado de la República para inutilizar el pacto parlamentario de la semana anterior.
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