* Un caso que ilustra de cuerpo entero el modus operandi es la aprehensión por desaparición forzada y probable homicidio de la protegida de Salomón Jara, Lizbeth Victoria Huerta.
* Otro caso, no menos escandaloso, es el saqueo de los recursos municipales de Santa Lucía del Camino por Dante Montaño Montero, protegido por Ángel Benjamín Robles Montoya.
Salvo escasas honrosas excepciones, políticos delincuentes y delincuentes políticos, integran la vieja y nueva clase política. Cierto, no es, de ninguna manera, un fenómeno sociopolítico nada nuevo.
La mayoría son ex priistas y ex perredistas. Aplican a pie juntillas la perversa conseja “un político pobre, es un pobre político”. La diferencia es que hoy como morenistas no tienen límite ni llenadera.
No obstante esta cruel, cruda y descarnada realidad, hoy por hoy, se ha convertido en un gran problema de seguridad pública y seguridad nacional. Operan cínicamente como crimen organizado.
Hasta ahora gozan de impunidad total, pese a su “modus operandi” de delincuencia organizada. Acción que se agrava al involucrarse en delitos de “huachicoleo”, narcotráfico y lavado de dinero.
Para nadie es un secreto que han conformado viejas y nuevas mafias del poder en los principales municipios de las diversas regiones del estado con las autoridades corruptas de ayer y de hoy.
Según el Atlas y Agenda de Riesgos suman alrededor de 50 los principales municipios con el mayor monto de recursos presupuestales del total de 570 de Oaxaca y de los 153 que se rigen por partidos.
Es un secreto a voces que el senador de Morena Salomón Jara Cruz y el diputado federal del PT Benjamín Robles Montoya, son claros ejemplos de políticos delincuentes y delincuentes políticos.
Dos casos ilustran de cuerpo entero a los dos actores políticos en cuestión. Uno, la aprehensión por desaparición forzada y probable homicidio de la protegida de Salomón Jara, Lizbeth Victoria Huerta.
El asunto es motivo de escándalo nacional e internacional por la intervención del gobierno del Reino Unido, dada la nacionalidad mexicobritánica de la activista oaxaqueña Claudia Uruchurtu Cruz.
Al tratarse de un delito de lesa humanidad la desaparición forzada de Claudia Uruchurtu obligó al presidente López Obrador a revelar que su asesinato fue ordenado por Lizbeth Victoria Huerta.
El Primer Mandatario Andrés Manuel tampoco ignora, seguramente, que la presidenta municipal de Nochixtlán es protegida del senador Salomón Jara Cruz y este su probable cómplice en el saqueo.
El otro caso, no menos escandaloso, es el saqueo de los recursos del municipio de Santa Lucía del Camino por Dante Montaño Montero, impulsado y protegido por Ángel Benjamín Robles Montoya.
Asunción Nochixtlán y Santa Lucía del Camino son muestra de la corrupción sin límite ni llenadera del senador de Morena Salomón Jara Cruz y del diputado federal del PT Benjamín Robles Montoya.
Ambos municipios son feudo patrimonial de Salomón y de Benjamín. Jara Cruz impuso en Nochixtlán como candidata a diputada a su nuera Tania Caballero Navarro, financiada por Lizbeth Victoria.
Ante el rechazo del Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana del Estado de Oaxaca (IEEPCO) de Dante Montaño, Robles Montoya impuso en Santa Lucía a su hermano Dioneth Alberto.
A uno y otro les caracteriza la desmedida ambición y el agandalle familiar de candidaturas y cargos administrativos. Benjamín impuso a su esposa Maribel Martínez para reelegirse como diputada.
Desplazados por el nepotismo de Ángel Benjamín Robles Montoya, dos de sus colaboradores más cercanos finalmente terminaron por abandonarle, Jorge Oropeza Pérez y César Morales Niño.
Sin que sean los únicos casos, el negro historial de Salomón Jara Cruz y Ángel Benjamín Robles Montoya ilustra con claridad el grado de degradación que ha alcanzado la política en Oaxaca.
Afortunadamente, el pueblo bueno y sabio tiene memoria y no perdona agravios ni olvida favores como ocurre con la presidenta municipal de Santo Domingo Tehuantepec, Vilma Martínez Cortés.
Por incumplir en Infraestructura Social del Ramo 28 Fondo 4, la alcaldesa con licencia en busca de la reelección, impuesta por Salomón Jara, es retenida en la comunidad de San José El Paraíso.
Los habitantes de esa comunidad están hartos de la burla de Vilma Martínez, ya que a su agencia le da 5 mil pesos al mes y se atreve a pedir el voto. Dice que va como candidata, no como presidenta.
Esta actitud soberbia es precisamente lo que irrita e indigna a los indígenas y campesinos oaxaqueños. El cinismo mayúsculo del que hacen gala la mayoría de los candidatos de izquierda.
De ahí que todo parece indicar que en solo dos años y medio del gobierno de Morena en la 4T la gente esté hasta la madre de la corrupción y abusos de sus autoridades y representantes legislativos.
Salvo algún imponderable de última hora, todo parece indicar que ese creciente hartazgo se traducirá finalmente en votos de castigo en dos semanas más, en las elecciones del 6 de junio.
@efektoaguila
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