De turistas y turismo en crisis

Joel Hernández Santiago

 

“… ¡Esto es vida, lo demás es limosna de la vida!” decía un viejo slogan que promocionaba a un hotel en Acapulco. Eran los años dorados del puerto y del turismo en México. Era la época en la que México era referencia para el descanso, solaz, diversión, cultura y hasta para el desmadre. 

 

Había turismo internacional y el turismo nacional comenzaba a moverse “como Pedro por su casa.” Era la famosa “Industria sin chimeneas” la que hacía que el mercado nacional de los servicios turísticos fuera intenso. Y para estimular aún más este recurso se crearon oficinas para atraer cada día más extranjeros que llegaran aquí a derramar sus dinerillos a cambio de mirarnos y disfrutar de lo que el país tiene para presumir… 

 

Y sí. México ha sido por mucho tiempo un país “guapo” como dicen los españoles. Un país con bellezas naturales, cultura, buena cocina y gente amable; con infraestructura hotelera, de restaurantes y servicios, muy amplia –nacional o internacional-. Sobre todo la vista ha estado puesta en el turismo internacional, porque el nacional, como quiera que sea, se tiene cautivo. 

 

Sin embargo esta industria fue cayendo en desgracia. Ya desde 2019 el gobierno federal pensó que tenían que ahorrarse gastos de promoción y hacer mucho con muy poco. Se eliminó el Consejo de Promoción Turística de México, que hacía tareas de eso, de promoción en el extranjero para hacer venir a más visitantes de distintas partes del mundo. El resultado fue la disminución turística… 

 

Aunque las cifras que aportaba la misma Secretaría de Turismo seguían siendo, digamos, jugosas, ya no eran suficientes y aunque se quería mostrar que era una industria que se mantenía firme en las preferencias internacionales, muchas de los datos que aportaban se referían principalmente al turismo nacional y al gasto en pesos, no en dólares o euros. 

 

Según un informe presentado por el secretario de Turismo, Miguel Torruco Marqués, en 2019 visitaron México 44.7 millones de turistas extranjeros y la captación de divisas por este concepto ascendió a 24 mil 800 millones de dólares; y que la llegada de turistas internacionales aumento 8.3 por ciento en relación con 2018, mientras el incremento de las divisas turísticas fue de 10.2 por ciento, detalló por entonces el funcionario federal.

 

Este panorama que se presentaba, digamos, optimista, es ahora una verdadera tragedia para quienes viven del turismo, que en México son millones de trabajadores en la industria hotelera, restaurantes, servicios de apoyo turístico, guías, pequeños negocios, artesanías, diversión, alimentos, bares, centros nocturnos… y tanto más que se ofrece al turista internacional y nacional. 

 

Según un informe del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI)  la población ocupada en el sector turismo de México ascendió a 4 millones 488 mil empleos directos en el periodo enero-marzo de 2020.

 

Pero vino la pandemia por Covid-19 y todo esto se fue al traste, o casi. No sólo porque la secretaría de Turismo estaba muy mal parada por razones de presupuesto y porque se habían eliminado apoyos promocionales en el extranjero, sino porque era natural que el turismo tanto nacional como internacional se detuviera ante la amenaza de contagios, en todo el mundo. 

 

Todos los países que dependen del turismo sufrieron el impacto. Pero unos lo resienten más que otros. Es el caso de México que pasó de ser una de las industrias que más aportaba al Producto Interno Bruto de México, hoy pasa a ser un sector que contribuye a la gran crisis económica que ya se vive en México y que traerá consecuencias funestas en la vida nacional a muy corto plazo. 

 

Según informes del mismo INEGI, al segundo trimestre de 2020 por turismo extranjero, el país recibió tan sólo 517 millones de dólares, o sea 92% menos que en el mismo lapso de 2019 cuando se recibieron 6,012 mdd. Los vuelos con turistas del extranjero están al mínimo y dentro del país la población difícilmente se mueve hacia las zonas turísticas en vista de la tragedia que se vive debido al incremento y fallecimientos por la pandemia mal gestionada desde el gobierno federal. 

 

Aun así, como usualmente se dice, ‘la función tiene que continuar’ y la secretaría de Turismo tiene como tarea atraer turismo internacional y buscar que turistas nacionales visiten los centros de esparcimiento nacionales a fin de “mover el mercado”. Será muy difícil una recuperación pronta, pero algo tienen que hacer ahí para no caer en inanición, en cierre de negocios y pérdida definitiva de empleos, como ya se ve hoy mismo. 

 

Pero si de por sí las cosas están ‘del cocol’ en el sector turismo, de pronto la Secretaría de Turismo entra en dimes y diretes por la presentación de su portal VisitMéxico en el que “los traductores” hicieron un verdadero desastre en el cambio de nombres de lugares a modo de mofa y escarnio. 

 

El secretario de Turismo acusa hackeo de ‘malvados externos’, aunque al interior de su misma oficina debieron estar al pendiente de que la página estuviera impecable. No lo fue así y ocurrió lo que ya se conoce: una pifia fenomenal. ¿Responsables? Todos ahí. La ley dirá. 

 

Dadas las actuales condiciones de contención y movilidad, difícilmente esta industria se recuperará pronto, con lo que significa de impacto para miles de familias en el país.  

 

Pero mientras son peras o son perones, el gobierno mexicano ya debiera tener un “Plan B” para garantizar el empleo-ingreso-salario a quienes dependen del turismo, así como a empresarios que, como se ha visto ya, comienzan a declararse en quiebra y lo que esto significa para la economía nacional. ¿Hay ese plan B? ¿Qué va a pasar con toda esta gente? ¿Les ayudará el gobierno federal como lo hace con los Ninis nacionales? ¿Alguien nos puede informar?

joelhsantiago@gmail.com

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