Rosy RAMALES
Cuánta razón tiene Porfirio Muñoz Ledo al decir: “Que se vayan los lambiscones y los corruptos de Morena”.
Sí, porque habría de irse él y todas aquellas personas que le hacen honor al nombre dado a los militantes en los estatutos del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena): “Protagonistas del cambio verdadero”.
Y que son los menos, poquísimos; desafortunadamente para el mismo partido y para el país. Los demás son, como bien dice Porfirio, un montón de “lambiscones” y “corruptos”, que están en Morena por un cargo, por canonjías, por conveniencia.
Son, en pocas palabras, más de lo mismo; el fiel retrato del gatopardismo.
El diputado federal Porfirio Muñoz Ledo lo ha dicho en su estilo, sin pelos en la lengua:
“En el partido hay diferentes morenas: en un extremo los serviles que se someten a la ‘línea’ para conseguir un hueso. Y en otro, los congruentes que luchamos por la preservación y aplicación de los principios que la gente aprobó con su voto.”
Así lo escribió en la red social a propósito de versiones de haber renunciando a Morena, lo cual seguramente ha de ser el deseo ferviente de miembros del ala de los “serviles”.
Claro, esto último no lo dijo Porfirio de manera literal.
Pero desmintió run runes: “Circulan versiones de que he renunciado a Morena, nada más falso. Soy fundador del movimiento desde 1986…Que se vayan del partido los lambiscones y corruptos. Nosotros nos quedaremos.”
Bien dicho. Aunque bueno sería que se fueran; le harían un gran favor a Morena y a México. Pero si se van el partido correría el riesgo de quedarse con tan pocos militantes y, en consecuencia, actualizaría uno de los supuestos jurídicos para la pérdida del registro.
Así que no se irán. Porque además es el partido de moda, en el gobierno, el mayoritario, el que les garantiza candidaturas exitosas a cargos de elección popular. Y ya vienen las elecciones concurrentes 2020-2021, cuyo proceso electoral iniciaría en distinta fecha en algunas entidades federativas.
Si fuese a la inversa, con toda seguridad ya hubiesen migrado a otras opciones más exitosas, tal como lo hicieron cuando militaban en el PRD, en el PRI, en el PAN, en el PES o en el PT; fueron saltando de partido en partido hasta que apareció Morena como la opción rentable.
Y se mudaron, y ahí están aguantando, siguiendo y obedeciendo todo tipo de “línea”. Porque la desobediencia, el desacato, la osadía de usar la libertad de expresión, los eliminará de candidaturas y posiciones políticas.
En los hechos, los “protagonistas del cambio verdadero” (con sus honrosas excepciones) han reproducido la disciplina priista, pero sin institucionalidad.
Y a propósito de disciplinados, ahí están los más claros ejemplos en los líderes de los grupos parlamentarios de Morena en la cámaras del Congreso de la Unión: Mario Delgado Carrillo y Ricardo Monreal Ávila; por poco y hacen del Legislativo un apéndice del Ejecutivo.
Aunque ha habido momentos en que el senador Ricardo ha mostrado un poquito más de dignidad, menos cerrazón y más apertura en cuanto a los medios de comunicación.
Claro, la oposición (PAN-PR-MC y PRD) han hecho su trabajo hasta donde han podido para impedir la reproducción del sometimiento de un poder a otro y, en consecuencia, han impedido o por lo menos aplazado la aprobación de reformas-retroceso.
En fin, retomando el tema: Porfirio Muñoz Ledo se queda en Morena, partido del cual también es fundador.
ODEBIENTES, PERO DIVIDIDOS
Y miren, los morenistas (con sus salvedades) son bien obedientes cuando de conservar sus canonjías se trata.
Pero también en aras de cargos y privilegios han mostrado al mundo su profunda división interna nacional y en cada entidad federativa.
Oaxaca, por ejemplo, no es la excepción. Ayer mismo se exhibieron nuevamente: Un grupo intentó celebrar una sesión de Consejo Estatal; la otra, intentó impedirlo.
El segunda acusa al primero de pretender cambiar estructura partidaria.
Los inconformes están liderados por el ex perredista Rosendo Serrano Toledo, y los convocantes, por la diputada federal Irma Juan Carlos.
Rosendo Serrano acusó: “Al violentar los procedimientos estatutarios, la convocatoria pretende exhibir a nuestro partido político como conflictivo y sin Comité Ejecutivo Estatal, el cual se encuentra funcionando, y de llevar está forma a judicializar las decisiones partidarios es con fines perversos con miras a la elección 2021”.
¿Qué tal?
Es el pleito interno por las candidaturas a las próximas elecciones federales y locales 2021. Y luego viene la sucesión gubernamental en 2022.
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Correo: rosyrama@hotmail.com
Rosy RAMALES
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