Rosy RAMALES
Hiere a la democracia mexicana ir la a renovación de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión socavando el principio de equidad de la contienda electoral al privilegiar la reelección de legisladores libre de controles efectivos, a manga ancha.
Finalmente el Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE) no pudo establecer límites reales a la reelección de diputadas y diputados, sobre todo en cuanto a la separación del cargo con 90 días de anticipación al día de la elección.
La votación se dividió: 7 contra 5.
Votación indicio de una mayoría de consejeras y consejeros electorales atenta a exigencias de los partidos políticos. Cuenta trabajo creerlo, pero en primerísimo lugar Morena.
Ya ven, Mario Delgado Carrillo recientemente se pronunció por la reelección de todas las diputadas y de todos los diputados de la bancada morenista del Congreso de la Unión como premio a su lealtad al presidente Andrés Manuel López Obrador.
En los hechos quien sabe si la bancada completa va a la reelección, porque alianza con el PVEM y el PT lo obligaría a ceder espacios en una coalición ya sea total, flexible o parcial, salvo recurra a la simulación como en 2018 poniendo candidaturas propias registradas por los aliados.
La reelección a manga ancha (es decir, sin reglamentación efectiva) afecta de modo grave el principio de equidad de la contienda electoral; nunca será equitativa la competencia entre quien compite sin recursos suficientes frente a quien goza de la ventaja que da ostentar un cargo legislativo.
Una ventaja desproporcionada.
En fin, aunque la propuesta de separación del cargo se hubiese aprobado por mayoría de todos modos faltaría pasar el filtro llamado Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), donde las últimas decisiones de envergadura han revelado pinceladas de dados cargados.
No obstante cualquier falta de competencia, buena parte de consejeras y consejeros del Consejo General del INE doblaron las manos ante los partidos políticos, con cuyos representantes mantuvieron “diálogos” previos y en base a éstos tomaron la decisión de acompañar ciertos criterios para la reelección.
Criterios a modo.
Por ejemplo, la reelección de legisladores indistintamente del principio por el cual fueron postulados por primera vez: Mayoría Relativa o Representación Proporcional. O sea, si fue electo por uno, en la elección consecutiva de 2021 podrá ser postulado por el otro.
¡Cuántas facilidades!
El chapulineo institucionalizado y ventajoso.
Eso de que el INE pondrá atención en la fiscalización de las candidaturas que compitan en reelección suena a quimera, a un modo de justificar el doblez de manos ante los partidos.
Solo faltó complacerlos en dejar de lado la paridad de género como lineamiento para las reelección, tema en el cual el INE no cedió; los partidos deben privilegiar tal principio.
Los partidos, vía sus representantes (además de consejeros legislativos –imagínense–), se pusieron a las vivas en los “diálogos” previos con las y los consejeros del Consejo General consiguiendo casi todo.
Quizá el mayor logro del Instituto es que aquellas legisladores y aquellos legisladores “que busquen la reelección deberán presentar a su partido, a la Cámara de Diputados y al INE, una carta de intención a más tardar un día antes del inicio de las precampañas electorales; es decir, el 22 de diciembre.”
Una carta de intención ¿para qué?, si no los acota en nada, ni les impone obligaciones; parece tratarse de un simple aviso, algo así como “voy a reelegirme y punto”.
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Rosy RAMALES
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