CRÓNICA POLÍTICA: ¿O copelan o cuello?

Rosy RAMALES

__ ¿A qué jugamos?,__ preguntó Arturo Herrera Gutiérrez.

__¿Ajedrez, póker o lotería?,__ respondió su antecesor en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, José Antonio Meade Kuribreña.

__Mejor al “Chinito”,__ respondió Herrera, apresurando en seguida: “O copelas, o cuello”.

Ja, imagínense un diálogo así entre ambos políticos, además de José Antonio González Anaya; también ex titular de la misma dependencia. Pero éste y Meade en el sexenio del priistaEnrique Peña Nieto. Y el primero tiene el honor de integrar el gabinete del presidente Andrés Manuel López Obrador (creador y líder moral de Morena).

Arturo, Meade y González también fueron titulares de la Subsecretaría de Ingresos de la SHyCP. Por eso Herrera presume una foto de sus antecesores en ésta área. Bueno, más que presumir, lo que hizo fue usarla para suavizar los decires sobre su desayuno con ellos en Palacio Nacional.

¿Por qué no la mostró mes y medio antes cuando todavía despachaba en la Subsecretaría? La sube a redes sociales tras ventilarse su encuentro con los dos funcionarios peñistas, el cual se dio casi en los momentos en que Rosario Robles Berlanga era trasladada al penal de Santa Martha Acatitla, vinculada a proceso por el delito de ejercicio indebido del servicio público.

La ahora ex secretaria de Desarrollo Social (Sedesol) y de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) es acusada de diversas irregularidades durante su función, detectadas por la Auditoría Superior de la Federación. De ellas habrían tenido conocimiento el entonces presidente, Enrique Peña Nieto, y Meade cuando éste la sustituyó al frente de la primera dependencia.

Entonces nada de casualidad tiene el furtivo desayuno entre Herrera Gutiérrez, Meade y González Anaya, aun cuando Arturo lo haya matizado en redes sociales como una de las tantas reuniones cotidianos e “informales con casi todos los Secretarios de Hacienda desde 1994 y con casi todos los Subsecretarios del Ramo desde 1982”.

Y en dos mensajes más precisó:

“Con algunos de mis predecesores las reuniones son de carácter oficial como con @A_Gurria, Secretario General de la @OECD, o Agustín #Carstens,Gerente General del @BIS_org”.

“Otras son más informales, sin agenda y con un diálogo abierto como la que tuve hoy con @JoseAMeadeK y @JAGlezAnaya. En esta última sólo hubo dos problemitas: 1. No hubo chilaquiles en el menú2. Les tomaron una foto al salir y se #chivearon mucho”.

¿En serio? Nos referimos a los términos de a reunión; los chilaquiles salen sobrando y sus interlocutores se ruborizaron hasta las orejas al verse descubiertos cuando salían de la cita. ¿Mera casualidad?

En fin, ¿cuál fue el motivo de la reunión? Obvio que no fue jugar ajedrez, póker o lotería; ni para intercambiar consejos sobre cómo el Gobierno Federal encabezado por AMLO puede mejorar la situación financiera del país, o sobre cual debe ser la política económica del PRI con Alejandro Moreno Cárdenas (“Alito”) como presidente de este partido.

Algo platicaron y pactaron. ¿Impunidad para Peña Nieto y Meade (si acaso ambos fueron cómplices en dejar pasar las irregularidades en Sedesol y la Sedatu)? ¿Pruebas en contra de Rosario Robles? ¿El control de la bancada del PRI en el Senado de la República como ya se ventila en medios?

En resumen, un ¿“flojitos y cooperando?, traducido en un “copelas o cuello”.

En fin, que si resultan reales las irregularidades en la función de Robles y la complicidad entre Peña Nieto y Meade, ahora se entiende por qué el entonces jefe político del PRI hizo candidato presidencial a éste quitando el candado de la militancia; y hasta vendieron la imagen de un candidato ciudadano intachable.

¿O todas las acusaciones sobre el desvío millonario de dinero público es solo invento de la actual administración federal? No; los señalamientos vienen desde el 2013 y tienen relación principalmente con la llamada “Estafa Maestra”, que sería el más grande fraude perpetrado vía once dependencias de la administración pública peñista en triangulación con universidades públicas y empresas fantasmas.

Y así habrían desviado más de siete mil millones de pesos.

Evidentemente, Rosario Robles es solamente el hilo de la madeja. Pero falta ver si el actual Gobierno Federal tiene voluntad de desbaratar la madeja completa y dejar el caso hasta la ex perredista, aprovechando las rencillas de antaño.

Por simple lógica el superior jerárquico de la ex secretaria debió estar enterado de tal Estafa; lo estuvo. ¿Solapó, participó o la encabezó?

Si AMLO cumple su palabra de combatir la corrupción, Peña Nieto sería el primer Presidente de México en la historia reciente en ir a la cárcel. Pero si el caso solo se usa como mecanismo de presión para fines políticos, nada más irán a prisión algunos de sus funcionarios, quizá los más vulnerables y sin padrinazgos.

Servidores públicos, pongan sus barbas a remojar: No firmen documentos de dudosa utilización. Por cierto, Rosario Robles asegura no haber firmado nada; deberá probarlo de manera fehaciente.

En fin, ahora es más comprensible el por qué la aplastante derrota lisa y llana del PRI en las elecciones concurrentes del 2018. ¿Priistas poderosos entregaron demarcaciones electorales completas a cambio de impunidad?

LO MÁS TRISTE

En la vinculación a proceso y prisión preventiva de la ex funcionaria –resulte culpable o inocente–, lo más triste de todo es que el caso implica el desvío de miles de millones de pesos del dinero público, que los contribuyentes aportan producto del sudor de su frente.

Claro, los contribuyentes del común de la gente; no aquellos grandes cuyas contribuciones son como quitarle un pelo a un gato y todavía maquinaban altruismo para aportar menos.

Pero para los contribuyentes que todos los días se levantan de madrugada para trabajar de sol a sol, muchas veces sin comer y sacrificando el esparcimiento y la convivencia familiar, pagar impuestos resulta un verdadero sacrificio.

El gobierno no considera cómo un mexicano puede con mucho esfuerzo levantar una empresa; solo exige la contribución y punto.

Y todo ¿para qué? Para que el país siga jodido mientras los funcionarios y los políticos se despachan con la cuchara grande del erario. Y también está ocurriendo en la llamada “Cuarta Transformación”. Ojalá AMLO tome las medidas preventivas a tiempo.

Y todavía las autoridades hacendarias amenazan a los contribuyentes con multas, créditos fiscales, cárcel.

Por si fuera poco, el Senado discutirá un dictamen que busca insertar el delito de defraudación fiscal en el catálogo de la Ley Federal Contra la Delincuencia Organizada. ¡Qué riesgoso para los ciudadanos que sí trabajan!

Imagínense, ¡si la delincuencia organizada se encuentra en el mismo gobierno!

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Correo: rosyrama@hotmail.com

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