Rosy RAMALES
Es penoso que Estados Unidos detenga y procese a ex funcionarios mexicanos por delitos relativos a vínculos con traficantes de drogas, mientras en México el mismo superior nunca se dio por enterado; caso concreto: Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública del presidente Felipe Calderón Hinojosa (entonces militante del PAN).
¿Puede un mandatario no darse cuenta de los pasos en que andan sus subordinados? El mismo refrán lo dice: “El amor y el dinero son dos cosas que no se pueden ocultar”. Y los millones de dólares que supuestamente daban diversos cárteles (como el de Sinaloa) en sobornos a García Luna es cosa que no se puede esconder… cuando menos, no por mucho tiempo.
Y eso se irse a vivir a Estados Unidos (concretamente en Miami, Florida) con todas las comodidades y lujos, tras su retiro como Secretario de Seguridad Pública pues da qué pensar; el sueldo de servidor público no alcanzaría para vivir como magnate. Los mismos medios gringos se extrañan de ello.
Claro, García Luna no solamente ocupó el cargo de Secretario de Seguridad Pública, sino también fue titular de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI) en 2001, nombrado por el entonces Presidente de México, Vicente Fox Quesada (también de extracción panista).
Incluso, su carrera policial empezó en sexenios priistas.
Y siendo Ingeniero Mecánico, tuvo los siguientes cargos: En 1989, de inteligencia en el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN); en 1998, Coordinador General de Inteligencia de la Policía Federal Preventiva (PFP), y en 2000, Director de Planificación y Operación de la Policía Judicial Federal (donde comenzó la reingeniería para la AFI).
Entonces, su fortuna puede ser producto de sus años de trabajo en el servicio público en las ramas de inteligencia, policial y de seguridad. La interrogante es si es producto de un trabajo honesto o deshonesto, lícito o ilícito.
Según las indagatorias del gobierno estadounidense, García Luna recibió sobornos del Cártel de Sinaloa a cambio de información y de permitirle a éste el tráfico de drogas.
Sin embargo, el exjefe de operaciones internacionales de la DEA, Mike Vigil, dijo: ‘Todo lo que los agentes necesitábamos para trabajar, García Luna nos lo proporcionó sin dudarlo, probablemente trabajamos mejor con él que con cualquier otro funcionario mexicano’.
Qué raro, ¿no?
Quizá proporcionó a la DEA toda la información relativa a los cárteles mexicanos, excepto la de algunos; o también, nada más que matizada. Vaya usted a saber, eso tendrán que determinarlo las autoridades competentes.
Lo que también resulta sumamente extraño es que el entonces presidente Felipe Calderón no haya sabido nada sobre los presuntos vínculos de su Secretario de Seguridad Pública con cárteles, siendo que en su sexenio se le declaró la “guerra” al narcotráfico basada precisamente en la estrategia de García Luna.
Pero…¿a cuál narcotráfico? ¿A qué cárteles? Una “guerra” cuyos efectos metió a México en una espiral de violencia.
Felipe Calderón tendrá que comparecer ante los tribunales estadounidenses y mexicanos para probar que efectivamente desconocía de las actividades ilícitas de García Luna, quien en todo caso lo habría engañado…o callado con algún elemento de convencimiento.
En su momento hubo notas periodísticas donde se argumentaba que el entonces Presidente de México sabía de los malos pasos de su Secretario de Seguridad Pública.
En fin, algunos de los gobiernos (el de Estados Unidos o el de México) debería jalar toda la madeja del hilo para descubrir quizá la verdadera red del narcotráfico entre cárteles y funcionarios. Porque en ningún país nada se mueve sin el consentimiento de la autoridad competente.
¿CUÁNTOS GARCÍA LUNA?
Y, por cierto, los sexenios pasan y el problema de la siembra de estupefacientes, el tráfico de drogas y de armas de grueso calibre, así como la trata de personas, sigue existiendo en México y en los países vecinos.
Entonces, no solamente un funcionario o ex funcionario es el involucrado, ni de un solo país.
En el caso de México, en todos los órdenes de gobierno caben las complicidades; caso contrario, no pulularían los sembradíos de marihuana y amapola, el tráfico de cocaína y todo tipo de drogas (desde la más cara hasta la más barata), el tráfico de armas y demás.
Vaya, no habría cárteles; éstos operan y crecen solo al amparo de las autoridades.
Entonces, los “García Luna” pueden existir en los tres niveles de gobierno en cualquier tiempo.
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Correo: rosyrama@hotmail.com
Rosy RAMALES
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