Rosy RAMALES
Ninguna disposición constitucional o legal ordena al Presidente de la República rendir un informe sobre la situación que guarda la administración pública en el primer semestre de su sexenio en espacio público abierto. Ni ordena la celebración del primer aniversario de su triunfo.
Pero tampoco lo prohíbe.
Sin embargo, un hombre de Estado y promotor de la moral debería ceñirse a presentar el único informe oficial ordenado por la Constitución Política: El 1 de septiembre, por escrito y ante el Congreso de la Unión.
Pero el presidente Andrés Manuel López Obrador adelantará un recuento de acciones semestral y de forma popular, justo al cumplirse el año de su triunfo casi absoluto, pues no solo ganó la Presidencia de la República, sino también la mayoría en la Cámara de Diputados Federal y buena parte de las senadurías.
Y también la mayoría de las gubernaturas, Congresos Locales, presidencias municipales y alcaldías que se disputaron en las elecciones concurrentes del 2 de julio del 2018.
Claro, porque el triunfo fue de él como líder moral de Morena y cabeza de la coalición “Juntos Haremos Historia”, a la cual integró a los partidos del Trabajo (PT) y Encuentro Social (PES) más como una acción de impacto político que de rédito electoral; estos aliados más bien se acogieron al efecto AMLO para asegurar su sobrevivencia.
(Aunque el PES ni así pudo conservar su registro nacional. Pero obtuvo diputaciones federales y locales, así como espacios municipales).
Entonces, resulta lógica la celebración del aniversario de un triunfo de tal envergadura y por primera vez de la izquierda; el informe semestral quizá sea la justificación al modo del Presidente de la República, quien así como tienen sus propios datos, tiene sus propias fechas para rendir recuentos sobre la situación que guarda la administración pública.
Y cómo no festejar con bailongo y toda la cosa, cuando luchó 12 años para llegar a la Presidencia de México. Todo ese lapso en campaña hasta que lo consiguió.
Y sigue en campaña, pues la izquierda llegó con la idea de quedarse, quien sabe si mediante la reelección de AMLO o a través de perpetuar a Morena en el poder.
OTRA FORMA DE CELEBRAR EL ANIVERSARIO
El presidente Andrés Manuel López Obrador ya convocó a la ciudadanía en general a congregarse el próximo lunes en el Zócalo de la Ciudad de México, donde rendirá un informe de las acciones realizadas durante los primeros seis meses de su gobierno, y celebrar hasta con “bailongo austero” el primer año de su triunfo en las urnas electorales.
¿Y no hay otras formas de celebrarlo?
Sí las hay. Por ejemplo: Con hechos concretos y acciones contundente que no dejen lugar a dudas sobre la buena marcha del país.
Vaya, a los seis meses apenas se ha aprobado el Plan Nacional de Desarrollo. Sí, dentro del plazo legal, pero llevado al límite; culpa en parte del Ejecutivo y del Legislativo.
Quizá seis meses sea muy poco tiempo para los resultados esperados por los mexicanos. Por eso mismo, celebrar para echar las campanas al vuelo tiene más tintes mediáticos, políticos y electorales, que de una real rendición de cuentas.
Pareciera como si AMLO no quisiera desperdiciar ni un segundo en hacer presencia aun cuando por el momento no haya elecciones en puerta. Pero 12 años en campaña, lo han hecho un político totalmente electoral.
Está bien celebrar el triunfo. Pero en la austeridad republicana no caben los actos multitudinarios ni los “bailongos” aún cuando los grupos musicales sean del Estado o voluntarios. A los primeros de todos modos se les paga un sueldo del erario, y a los segundos, por lo menos deberán proporcionarles para el pasaje y alimentos.
Además, un acto masivo representa gastos en templete, escenografía, sonido, vigilancia, primeros auxilios, agua para los invitados, etc.
Como dice la filosofía popular: “No hagas cosas buenas que parecen malas”. Y la celebración por austera que sea siempre proyectará la imagen del exceso.
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Correo: rosyrama@hotmail.com
Rosy RAMALES
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