Rosy RAMALES
Finalmente la noche de ayer la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación resolvió el juicio promovido por Ulises Ruiz Ortiz en contra de la determinación de la Comisión Nacional de Justicia Partidaria del PRI de negarle el registro como candidato a la dirigencia nacional de este partido.
Y no le dio la razón al ex gobernador oaxaqueño. A juicio las y los magistrados no es procedente combinar los apoyos para tener por satisfecho el porcentaje exigido. Además, consideraron improcedente impugnar aspectos de una convocatoria previamente impugnada por el mismo actor y confirmada por dicha Sala.
Ulises Ruiz es avezado en asuntos electorales partidarios, sobre todo enfocados a la operación electoral. Pero una cosa es ésta, y otra el derecho. Así que hubiera contratado a buenos especialistas en materia electoral, la cual es en exceso compleja.
Sabedor del uso de los candados, hubiese impugnado la convocatoria desde el momento mismo de su emisión (no después de solicitar el registro), la violación a su derecho de petición política si hubiera solicitado datos sobre los requisitos para el registro.
Había muchas cosas qué impugnar. Pero al parecer a su equipo le faltó estrategia, pericia. Esa es otra pregunta, ¿tuvo equipo jurídico o solo se dejó llevar por consejos de amigos? ¿O de plano le tuvieron mala fe en la Sala Superior? ¿Alguien presionó a los magistrados?
En fin, el hubiera no existe. Además un proceso electoral (interno o externo) es la guerra; entonces se requieren armas (argumentos), estrategia, táctica, operación y especialistas en la materia. Ya no son los tiempos de antaño.
En resumen, no procedió el registro de la fórmula integrada por Ulises Ruiz y Coral Valencia a la presidencia y secretaría general, respectivamente, del Comité Ejecutivo Nacional del PRI. Y jurídicamente ya no hay nada qué hacer, pues ha quedado agotada la cadena impugnativa en materia electoral, siendo la Sala Superior la última instancia.
Pero políticamente todavía puede dar la batalla, no por el registro, sino por el resultado de la jornada electoral interna a celebrarse ya el próximo 11 de agosto; ¡faltan 10 días!
¿Qué puede hacer? Pronunciarse a favor de la candidatura de Ivonne Ortega Pacheco; o sea, sumarse a ella, de modo tal que la militancia ulisista se traduzca en votos útiles para la yucateca. Al final de cuentas ambos tienen un mismo objetivo: Que la llamada cúpula no se quede con la dirigencia nacional del PRI. ¿O no?
¿O a estas alturas Ivonne Ortega doblará las manos?
Ulises Ruiz no tiene otra alternativa por el momento, a menos de que también resulte convencido de que Alejandro Moreno Cárdenas (“Alito”) es el candidato idóneo para la próxima presidencia del PRI nacional. No se asusten, en política todo puede pasar.
Y algo veremos en las próximas horas o días.
Ivonne Ortega trae intención del voto, pero, al parecer, no tiene estructura completa. Y Ulises Ruiz tiene estructura; entonces, la suma del ex gobernador oaxaqueño le ayudaría sobremanera para dar la lucha en la ya muy próxima jornada electoral interna.
Tampoco las elecciones internas no se ganan con buenas intenciones; se necesitan representantes para cuidar todas y cada una de las casillas a efecto de evitar el embarazo de urnas y cuanta trampa electoral.
Seguramente a estas alturas Moreno Cárdenas ya tiene lista y como navajita de rasurar su estructura electoral, equipo jurídico y hasta el huateque para celebrar su triunfo. Claro, con dados cargados, quien no.
No obstante, Ivonne Ortega y Ulises Ruiz aún pueden dar la batalla haciendo una alianza fáctica. Y si la yucateca ni así consigue ganar, por lo menos podría conseguir un resultado cerrado que le permita impugnar (juntado además las pruebas de cualquier irregularidad) o en último de los casos, negociar posiciones en el Comité Ejecutivo Nacional.
PROBLEMAS PARA INTEGRAR CASILLAS
En corrillos priistas hay cierta preocupación porque a estas alturas, cuando solo faltan diez días para la jornada electoral interna a la dirigencia nacional del PRI, no hay certeza en la integración de las Mesas Directivas de Casilla.
Resulta que buena parte de las personas insaculadas para fungir como funcionarios de las mismas, no quieren desempeñar el cargo. ¿La razón? Se desconoce.
Y pueden ser muchas las razones; por ejemplo, temor o que en realidad no quieran porque ya no sienten al PRI como su partido. Cabe la posibilidad, pues el padrón interno es viejo.
Pero entonces ¿las casillas? Se tendrán que integrar sin insaculados; con militantes habilitados como funcionarios de casillas por los propios Comités Directivos Estatales, lo cual no es mucha garantía de imparcialidad.
En fin, la jornada electoral interna del PRI pinta compleja y quizá los resultados terminen en el Tribunal Electoral, si es que no aborta antes.
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Correo: rosyrama@hotmail.com
Rosy RAMALES
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