“Hace casi 70 años, las Naciones Unidas decidieron crear una Libia independiente. El Consejo de Seguridad tiene la responsabilidad especial de garantizar que Libia no se fracture en piezas débiles e inestables sino que mantenga la fuerza colectiva de la Libia que se unió en 1951. Sólo con su visto bueno podemos ayudar a los libios a superar este episodio oscuro y violento para encaminarse hacia un futuro más esperanzador”, dijo este lunes el representante especial de la ONU para Libia.
En una videoconferencia desde Trípoli, Ghassan Salamé informó al Consejo de Seguridad que el conflicto armado en Libia no da muestras de disminuir.
Los enfrentamientos en los alrededores de Trípoli entre las fuerzas armadas libias y el Ejército Nacional Libio del general Khalif Haftar, quien encabeza un gobierno paralelo con sede en Bengasi, al este del país, han dejado unos 1100 muertos, entre los que se contaron más de cien civiles. Centenares de miles de personas se han desplazado y decenas de miles más han cruzado la frontera para refugiarse en Túnez.
Según el enviado de la ONU, más de 100.000 civiles se encuentran en la línea de fuego y al menos 400.000 viven en áreas directamente impactadas por la conflagración.
La situación humanitaria es cada día peor y los alimentos y la salud, entre otros servicios básicos, son de muy difícil acceso.
Las partes enfrentadas han intensificado los ataques aéreos con aviones y drones armados, además de que se ha incrementado el reclutamiento de mercenarios extranjeros.
Por si fuera poco, el vacío de poder que ha generado el conflicto sigue siendo explotado por Da´esh en las áreas remotas de sur y centro del país.
“Más preocupante todavía son las indicaciones de que los arsenales que envían los extranjeros que respaldan a una u otra parte caen en manos o se les vende a los grupos terroristas. Algunos elementos extremistas se legitiman uniéndose a la batalla. Esto es una receta para el desastre no sólo para los libios, sino también para sus vecinos y para la paz y seguridad internacional”, enfatizó.
“Es hora de que las partes enfrentadas cesen todas las hostilidades, replieguen sus fuerzas y se enfoquen en conjurar la amenaza común de que su país se convierta en un paraíso de las organizaciones terroristas”, dijo.
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