Joel Hernández Santiago
Las campañas políticas de las dos candidatas y el candidato a la presidencia de la República están en un tono de desgaste y guangués tal, que producen un enorme bostezo nacional.
Esto es así porque, aunque se supone que apenas están arrancando este primero de marzo, si somos justos las campañas políticas comenzaron desde noviembre de 2021 cuando el presidente anunció a sus “corcholatas” y les dio vía libre para competir entre ellas por todo el país, aunque antemano sabía quién sería la ganadora de la famosa “consulta” interna de su partido, Morena.
Así que hoy los mexicanos en general comienzan a mostrar fastidio-hartazgo-enojo y eso que sólo somos espectadores.
Las dos candidatas y el candidato repiten y repiten y repiten temas que ya han expresado en los meses previos; lugares comunes de problema-solución, porque saben que estos temas están en la preocupación general y, por lo mismo, cada uno de estos es una veta magnifica para sacarle jugo electoral. Así que dicen que para cada problema ellos tienen la solución… que cada uno de ellos es la solución… Pero en todos los casos es, de otro modo, lo mismo.
El otro señor candidato por Movimiento Ciudadano… el señor… ¿cómo se llama? …. ¡Ah, sí! Álvarez Máynez se refiere a la señora Gálvez de manera obsesiva y negativa, en tanto que a la señora Sheinbaum no la toca ni con el pétalo de una de sus cervezas. ¿Por qué será?
¿Cuál es la diferencia entre uno y otro, candidatas-candidato, hasta el momento? Acaso matices: ‘Que no habrá guerra contra los integrantes del crimen organizado, como en tiempos de Calderón’; ‘que -obviamente- se tendrá que solucionar como prioridad nacional el tema del crimen organizado y la violencia criminal…’; presentan proyectos y programas de solución al crimen… aunque queda claro, en el caso de la señora Sheinbaum, que seguirá la línea de AMLO, su director de campaña: “Abrazos, no balazos”, dicho de otro modo, pero lo mismo, decíamos.
… Que ‘seguiremos su gesta, señor presidente’ dijo la señora Sheinbaum al Ejecutivo, en una perla digna del anecdotario histórico del país… Que volveré la paz al país y ‘nada de abrazos, sino la ley pura y segura’, dice la señora Xóchitl Gálvez.
Los mexicanos de a pie estamos excluidos de esa confronta. Nos tienen como estatuas de marfil, pero también nos ven la cara de voto a su favor.
La verdad es que cada candidata o candidato habla para que lo escuche su adversario político; para mostrarle que tiene más agallas, más fuerza, más posibilidades de ganar, más soluciones, más novedades, más aliados de gran poder, más voluntades populares en su favor y más ganas de que ya todo esto acabe y comience el nuevo ciclo sexenal.
En tanto, desde el gobierno, como desde la mayoría legislativa o cualquier función púbica –los que han apostado a sus candidatos-jefes–, les aplauden a rabiar porque si su jefe o beneficiario gana esto les permitirá mantener sus privilegios políticos y emolumentos y poder y gloria. Es como si se apostara a seguir en la nómina antes que beneficiar al país, el que les paga, pero de todos modos ellos están con quien les garantice perpetuidad en sus pagos y algún pequeño soplo de poder.
Este es el tiempo de los lambiscones, los dos caras, los ‘me vale el país’, los ‘vivir fuera del presupuesto es vivir en el error’… Y son quienes dañan a la democracia, también.
¿Qué espera uno de una campaña política? ¿De un partido político que contiende y su candidata o candidato, candidatos a puestos de elección popular? Tanto y tanto.
Y así, simple y sencillamente, se puede decir a modo de ejemplo: que nos digan cuál es la razón por la que uno debiera votar por ellas o por él; cuál es la diferencia sustancial entre el gobierno actual y su gobierno en caso de obtener la mayoría triunfante; cuál es su proyecto de gobierno, proyecto de país, proyecto de Nación? ¿Cómo se van a deslindar del Maximato que amenazará su gobierno? ¿Harán lo mismo que Cárdenas hizo a Calles para que éste lo dejara gobernar?
Que hagan la presentación de sus propuestas en base en hechos concretos y ciertos y a partir de la ideas nuevas y renovadoras y sin mácula -como se supone que debe ser.
Que garantice que la Constitución seguirá siendo el eje central de la vida nacional y que cualquier cambio deberá ser en razón a la gran naturaleza del país y no a intereses del gobierno en turno por más que éstos prometan que actúan en justicia nacional, lo que es improbable hasta hoy. ¿Los legisladores que lleguen a la curul o escaño sabrán que son un poder independiente del poder Ejecutivo o seguirán siendo lacayos indignos, obedientes y torpes?
Que nos expliquen cuál es el panorama nacional en materias tan sensibles como la seguridad pública, la seguridad nacional, la presencia del crimen organizado en la política y en la vida social del país; que nos digan ¿qué ocurrirá en caso de que el crimen organizado haya impuesto a candidatos que les serán fieles hasta la muerte? ¿Cómo solucionarán este gran problema nacional desde la raíz y no por sus ramas u hojas?
¿Y la economía pegada con alfileres? ¿Y la salud que nunca fue como en Dinamarca y sí está en niveles de inframundo? ¿Y la educación en un país sin niveles mínimos de formación profesional? ¿Y el campo? ¿Y el mar? ¿Y la industria? ¿Y los obreros? ¿Y el trabajo? ¿Y la economía informal disfrazada de empleo? ¿Y las remesas que son de mexicanos que no pudieron estar acá?
Las campañas están guangas, o como dijera Lucha Reyes, la gran cantante mexicana, “están lacias-lacias-lacias…”: Falta enjundia, falta coraje, falta verdad, falta compromiso, falta amor por México dicho y hecho; falta emoción y hasta locura apasionada por ser deveras la solución y no un problema más… Falta ese discurso certero-veraz-enjundioso… Pero, bueno, todo esto es: Utopía.
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