El joven empresario Nayib Bukele asumió ayer la presidencia de El Salvador, rompiendo con el bipartidismo que ha regido al país centroamericano en los últimos 30 años.
Con su aspecto juvenil, cabello engomado, vestido con un traje azul, camisa blanca, sin corbata y un pañuelo de seda en el bolsillo del saco, el empresario de 37 años posó la mano izquierda sobre la Biblia que sostenía su esposa Gabriela y juró cumplir y hacer cumplir las leyes del país. Luego, Bukele recibió la banda presidencial de manos del presidente de la Asamblea Legislativa, Norman Quijano.
Justo tras la investidura, miles de salvadoreños que se congregaron en la plaza Gerardo Barrios -frente a la Iglesia Catedral de San Salvador- corearon “¡Sí se pudo, sí se pudo. Nayib presidente!”.
En su discurso, Bukele, que gobernará en el período de 1919-24, agradeció la asistencia de la amplia delegación de mandatarios extranjeros, pero hizo especial énfasis en la presencia de miles de salvadoreños que por primera vez han podido asistir a un traspaso del mando presidencial.
Bukele subrayó que El Salvador “ha sufrido mucho, es un país que ha tocado reconstruirlo, que ha enfrentado terremotos y gobiernos corruptos, y sin embargo hemos salido adelante”.
El nuevo presidente prometió una nueva forma de gobernar junto al pueblo y pidió el apoyo de todos los sectores.
Con Información de Vanguardia
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