México, con miradas ajenas

Joel Hernández Santiago

 

A modo de película de espionaje internacional, como aquellas que se produjeron luego de la Segunda Guerra Mundial o durante la Guerra Fría –EUA-URSS- y que transcurrían entre los países aliados o enemigos en Europa o Medio Oriente. Hoy la historia parece estar puesta en el día a día mundial, aunque esta vez en territorio minado, como es el de México. 

 

Aunque parece ser que las modalidades del espionaje internacional se han actualizado y hoy pueden ser por vías no sólo personales, como es la digital o satelital y modalidades ultra novedosas. A fin de cuentas lo del espionaje es vigente, es como un bosque nocturno, en el que parece que no hay nada en el entorno, pero miles de ojos están mirando lo que pasa. O como en aquella vieja película, basada en una obra de Graham Greene: “Nuestro hombre en La Habana”.

 

Hoy, a “ese sistema de agentes internacionales” no le interese la seguridad nacional de México; pero sí su propia seguridad nacional, como es el caso del gobierno de  EUA, que ve en nuestro país un territorio que merece su atención especial por ser su vecino al sur con más de 3 mil kilómetros de frontera y por donde –según sus temores- pueden penetrar peligros y amenazas para ellos. A la frontera sur de México la denominan como “frontera porosa”.

 

Y también están aquellos que ven en nuestro territorio un espacio estratégico y base estratégica de intereses lejanos, como es Rusia… Durante años se ha sabido de la presencia aquí de agentes de este país desde que era la Unión Soviética. 

 

Por ejemplo, durante el gobierno de Luis Echeverría, en marzo de 1971 fueron expulsados de México un grupo de cinco agentes de rusos pertenecientes a la KGB y fue traído al país al embajador en Moscú: Espionaje internacional, se dijo. 

 

Así que es lógico suponer que por un lado el gobierno de EUA, con permiso o sin él, tiene a sus agentes metidos hasta el tuétano de la actividad mexicana, sobre todo en sus fronteras, como también los rusos, que encuentran aquí espacio propicio para garantizar cualquier amenaza internacional desde EUA. 

 

Si: todo parece historia de espionaje a la manera de aquellas películas. O por lo menos esto sugieren los hechos que recientemente se han conocido y que parecen ajenos a estos moldes de espionaje internacional pero que generan suspicacias. 

 

Según informó la agencia Sputnik, el gobierno de México firmó en 2021 un acuerdo de “cooperación en materia de exploración y utilización del espacio ultraterrestre con fines pacíficos. Según informa la Embajada de Rusia en la Ciudad de México, Rusia y México han firmado un acuerdo de cooperación espacial. 

 

“Por parte rusa –se lee en el envío de Sputnik–, el documento de cooperación en el ámbito espacial fue firmado por el director general adjunto de Roscosmos, Serguéi Savéliyev, y por parte mexicana por el director general de la Agencia Espacial  Mexicana (AEM).

 

“El objetivo del acuerdo bilateral es ‘establecer y desarrollar una cooperación equitativa y mutuamente benéfica entre los Estados de las partes, en la exploración y utilización del espacio ultraterrestre y la aplicación práctica del equipo espacial y de las tecnologías espaciales para fines pacíficos’”. Por supuesto este Acuerdo deberá pasar por la aprobación del Senado Mexicano. 

 

Esto es: Instalar en México “estaciones terrenas” (platos satelitales) para bajar señales rusas en territorio nacional del servicio Glonass (el GPS de los rusos) y que se acusa para espionaje satelital.  En este último apartado se entiende que –según el gobierno mexicano- está pendiente hacer un acuerdo complementario: Glonass. 

 

EUA tiene interés en mantener su especial atención en el territorio mexicano. No es de dudarse que en México tengan desplegados a un buen número de agentes especiales para monitorear las actividades de México que pudieran representar un riesgo para su país.

 

El problema es que toda esta maraña internacional, que podría poner en peligro la seguridad nacional de México, estuviera fuera de control del gobierno mexicano o que éste pudiera favorecer a alguna de las partes, en su propio interés. 

 

En medio estamos los mexicanos que no tenemos vela en ese entierro y que pudiéramos estar sometidos a una vigilancia ajena a los intereses nacionales, a la siempre mencionada soberanía nacional y la seguridad de los habitantes del país y de quienes se encuentren fuera, trabajando y enviando divisas en cantidades cada vez más estratosféricas y que contribuyen a paliar la crisis económica del país. 

 

Pero el tema es el de la seguridad. El gobierno mexicano, que se muestra proclive –dice- a la transparencia informativa de sus hechos, deberá informar en qué condiciones está aprobando el acuerdo con Rusia, si hay otros ya firmados o planea firmar más, y sobre todo su alcance. 

 

Así como también deberá informar cuál es el estatus de los acuerdos con Estados Unidos en materia de seguridad nacional y sus agentes en México y si tiene control sobre este punto. Esto es: sí. El gobierno mexicano está obligado a informar a los mexicanos de sus actos, pero sobre todo si estos tienen que ver con temas internacionales de altísima envergadura. 

 

No pueden agentes y agencias de inteligencia y espionaje, de ningún país, andar como Pedro por su casa en territorio mexicano. Vigilar y controlar a los que nos pudieran estar vigilando es tarea muy importante del gobierno y tiene que ver con la seguridad nacional de México.

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