El Zumbido del Moscardón
Alejandro Leyva Aguilar
El peje va a decir que nunca como antes ha aumentado los salarios y si, pero en mucho más porcentaje ha aumentado la inflación y la carestía de la vida. La canasta básica está impagable aún con el aumento al salario mínimo y eso ya lo recienten todos los consumidores a lo largo y ancho del país.
Los alimentos, han tenido incrementos constantes desde el inicio de esta administración como por ejemplo el huevo, la tortilla y el pollo, han teñido aumentos que van desde 45 hasta 181 por ciento en los últimos tres años y medio y eso no se compara con apenas el 68 por ciento del incremento del salario mínimo.
Al cierre de diciembre de 2018, cuando inició el gobierno de López, de acuerdo a datos del Instituto de Geografía y Estadística (INEGI), la inflación fue de 4.83 por ciento, hoy esos datos oficiales nos colocan en 8 por ciento pero no lo oficiales nos ponen en un penoso número de dos dígitos.
Solo el caso de la tortilla el aumento en lo que va de esta administración de López es de 44.74 por ciento al pasar de 14.33 pesos en diciembre de 2018 a 20.74 pesos en lo que va de julio. El acumulado al primer semestre de este año es de 10.8 por ciento, lo que nos da una luz sobre la inflación real, por que esos porcentajes de aumento, están por encima del índice inflacionario.
La Secretaría de Economía ha dicho que el kilogramo de tortilla está a punto de alcanzar los 21 pesos, aunque es una certeza que en algunos estados de la República ha alcanzado hasta 25 pesos por kilogramo y los productores han sido objeto de extorsiones por parte del crimen organizado.
El huevo, también es un producto que ha subido de precio por multifactores que van desde el alza de precio en el maíz, la poca productividad en el campo y la presencia del crimen organizado con los productores. En lo que va de la cuatroté el aumento en el precio del blanquillo ha sido de 57.14 por ciento y para el huevo rojo de 53.33 por ciento, estos índices también están por encima del supuesto 8 por ciento de inflación.
La carne de pollo que es una de las que más consumen los mexicanos pobres, en el caso de la pechuga, alcanzó un escandaloso 181 por ciento de aumento en lo que va de la administración pejista, de acuerdo a datos de la Secretaría de Economía al pasar de 64 pesos a 180 pesos el kilogramo.
La pierna y el muslo del ave, también sufrieron incrementos del orden de 68.5 por ciento en el mismo periodo con un incremento de 35 pesos por kilo a 60 pesos… del pollo, hasta las viseras y menudencias alcanzaron un aumento de 25 por ciento al pasar de 8 a 10 pesos el kilogramo.
Los productores, aglutinados en la Unión Nacional de Avicultores (UNA), dijeron que de enero de 2019 a enero de 2022, la carne de pollo tuvo un aumento de 80 por ciento, mientras que el precio del huevo se incrementó 15 por ciento en promedio, con esto, los productores avícolas situaron el incremento en los precios de la carne de pollo y el huevo, por encima de los demás alimentos de la canasta básica.
Y es que todos los insumos para la producción de carne de pollo, han subido de precio arrastrados por las alzas en los precios de los combustibles, pero también por la inseguridad que priva en el sector primario desde que el peje asumió la presidencia de la República y no ha contenido al crimen organizado cuya presencia por extorsiones y secuestros, aumenta los gastos de producción pero también los riesgos.
Hay que sumarle a eso la falta de grano de maíz y soya que tienen que ser importados porque en México no tenemos la suficiencia en la producción de estos granos básicos para la avicultura, lo que hace que los precios de estos productos se eleven por encima de todos los demás, incluida la inflación.
Esto, por supuesto tiene un impacto brutal en los bolsillos de los más pobres que son quienes sienten el impacto de la inflación y de la carestía de la vida, podemos estar frente a un problema incluso de desnutrición masiva por falta de éstas proteínas en los hogares de los más necesitados ¿primero los pobres?, justamente ellos van a sentir los embates de la ineptitud gubernamental.
@leyvaguilar
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