Joel Hernández Santiago
O como se dice: “del plato a la boca se cae la sopa”. Quienes suponen que los triunfos electorales en este sexenio están cantados a favor del partido en el gobierno federal, pueden estar seguros de que no están tan seguros de sus victorias. En todo caso sí: la voluntad ciudadana es irrebatible y esa habrá de defenderla tanto en las urnas como en las instituciones que tienen obligación de cuidar el proceso y sus resultados sin mancha…
Del triunfo inobjetable de julio de 2018 en el que la alianza “Juntos haremos historia” encabezada por Morena ganó en mayoría, ya se ha caminado más de tres años, se han llevado a cabo distintos procesos electorales y las cosas ya cambian para todos, incluso para Morena que en las elecciones de 2020 obtuvo gubernaturas pero perdió bastiones de altísimo valor político, como fue la Ciudad de México y la mayoría calificada en la Cámara de Diputados federal.
En adelante, también, están ahí las pugnas internas de Morena en una lucha de grupos, de “tribus”, de líderes reconocidos o subrepticios e, incluso, la gente que emana del Palacio Nacional para impulsar sus propios intereses presentes y a futuro. La imposición de candidatos en distintas elecciones y estados o regiones ha sido un permanente estira y afloja interno.
No hace mucho el dirigente de Morena, Mario Delgado, vivió el repudio de distintos grupos en estados por haber impuesto a candidatos que la militancia local no acepta. Previo a la elección de candidatos a gubernaturas se acusó que se organizaron “encuestas” a modo sólo para cumplir el requisito, pero en realidad ya se tenía decidido quiénes serían los candidatos, como denunciaron en Durango y en Oaxaca, por ejemplo.
Todo esto ha generado un desgaste del partido en el gobierno, a pesar de que mantiene su imagen de triunfador y de representar los intereses del pueblo bueno. Sin embargo hay nerviosismo ahí. Hay temor a que tanto las políticas públicas provenientes del gobierno federal, como las estatales o municipales con Morena al frente, comiencen a producir cansancio y fastidio social.
Así que, por ejemplo, hay un temor inocultable por parte del gobierno federal y en particular de Morena, porque la gente no salga a votar el 10 de abril para llevar a cabo el innecesario procedimiento de “revocación de mandato” y han mandado a las calles de todo el país, a los medios electrónicos, impresos y digitales, a su gente para cantar el “Queremos que siga Obrador”.
En muchos casos funcionarios, como la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, han declarado y han expuesto su impulso porque la gente salga a votar y porque mantenga el “sí” a AMLO. Y se enoja si le recriminan lo que en ley se establece: la veda electoral.
Y se les ve con la urgencia de que la gente vote aunque sea el “no”, se sabe que no ocurrirá la revocación del mandato en base a las leyes Constitucionales. Pero ahí está el proceso. Quieren mostrar músculo y que los votos de 2018 se mantienen fieles.
Pero saben que no las tienen todas consigo hoy. Y la muestra de ello la acaba de dar Oaxaca: El domingo 28 de marzo se llevaron a cabo elecciones extraordinarias en 7 municipios de la entidad que habían impugnado los resultados de 2021, uno de ellos emblemático y de gran importancia política por su magnitud y por su historia política: Xoxocotlán, conurbado al municipio de Oaxaca de Juárez y con más de cien mil habitantes.
En Mitla, Xoxocotlán, Santiago Laollaga… hubo connatos de violencia e, incluso, la posibilidad de no llevarse a cabo las elecciones por “no haber condiciones para ello”. Con todo, sí las hubo.
Así que Chahuites, Reforma de Pineda, Santa María Xadani, Santa María Mixtequilla, Santa Cruz Xoxocotlán, San Pablo Villa de Mitla y Santiago Laollaga son las comunidades que por violencia e ilegalidad electoral en la jornada de 2021, debieron reponer el proceso comicial.
El órgano electoral instaló 167 casillas para más de 100 mil personas registradas en la lista nominal. De estas acudieron 58,371 ciudadanos a votar, lo que es un poco más el 56 por ciento de participación ciudadana.
Con el total de actas computadas, los resultados favorecieron al Partido Verde Ecologista de México con cuatro municipios –básicamente en el Istmo-, mientras que la alianza PRI-PAN y PRD se quedó con Santa Cruz Xoxocotlán, una de las demarcaciones más importantes tanto económica como políticamente hablando y en donde una familia política –López Jarquín- había mantenido el poder por años y era apoyada por el aspirante de Morena a gobernar Oaxaca, Salomón Jara Cruz. La coalición PAN-Nueva Alianza, obtuvo el triunfo en Mitla. Morena ganó uno: Santiago Laollaga.
La lección de esto, que puede ser un síntoma de lo que podría ocurrir en las elecciones para la gubernatura de junio próximo en Oaxaca, no sólo es por sus resultados adversos a Morena, como también por la violencia de grupos de interés por imponer a sus candidatos o partido…
…Por la ingobernabilidad para llevar a cabo estos procesos sin atisbos de violencia; la falta de civilidad ciudadana y mala elección de candidatos… y más. La operación política también tiene su propio peso, a pesar de la enorme debilidad de los partidos de oposición en México.
El fracaso de Morena ocurre a pesar de los casi treinta viajes que lleva hechos a la entidad el presidente de México y de que el gobernador del estado, Alejandro Murat Hinojosa, ha puesto a disposición del presidente al estado de Oaxaca en materia electoral.
Nada puede con la voluntad ciudadana, a pesar de todo. Y ahí está la lección democrática: “Del plato a la boca, se puede caer la sopa”.
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