Joel Hernández Santiago
Era cosa de darles cuerda para que salieran en tropel y hacerse de las simpatías del Ejecutivo. Y ganar adeptos electorales. Los funcionarios públicos y legisladores del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) ya están en plena guerra entre ellos, en plena confrontación, que aunque todavía es soterrada, bajo cuerdas, casi silenciosa pero ya evidente…
Es el caso de la elección presidencial: Faltan poco más de dos años para que comience el jaleo comicial según los tiempos marcados por las leyes electorales y por el Instituto Nacional Electoral pero ‘eso es lo de menos’, ya desde ahora todo está encaminado y cada uno ellos, y ella, muestran músculo y fortaleza política…
Si acaso hubiera que marcar una fecha de ese arranque Morenista sería el 1 de julio, durante la celebración del tercer aniversario del triunfo electoral de Morena en el Auditorio Nacional. Ese día, quienes entendieron días antes el mensaje presidencial de su apoyo a la jefa de gobierno capitalina, la recibieron con gritos de “¡Presidenta-Presidenta!”…
De ahí en adelante todo ha sido ver cómo cada uno de quienes se consideran con piernas de jinete para ganar la candidatura “se destapa” a su manera y muestra sus mejores armas para la lucha.
En todo caso, al momento queda claro que el presidente de México insiste en sus simpatías por Claudia Sheinbaum quien solícita apoya ahora más que nunca antes a la 4-T; al dicho tal o cual del Presidente de México, ella reacciona inmediato para brindar su apoyo y argumentar en favor. Como fue el caso de las críticas a la UNAM, una institución de la que ella ha sido parte y a la que, de pronto, le encontró desperfectos, defectos y necesidad “de cambio”.
Gracias a ese apoyo, ella misma ha iniciado un proceso de presencia nacional al acudir a estados de la República a los que visita el Ejecutivo con el objetivo de conseguir tono nacional y no solamente capitalino. Para ser reconocida. Para ser vista. Para mostrar triunfos de gobierno y para mandar la señal de que ella podría ser la próxima presidenta de México.
De pronto atiende asuntos de su gobierno pero no suelta el tema de su presencia mediática para mejorar la intención de voto a su favor, como aquello de “los taquitos callejeros” o la portada excepcional en una revista de El País en los que se muestra impoluta y digna de ser jefa de Estado.
No obstante falta tiempo y las cosas pueden tomar un giro distinto. El presidente dirá la última palabra de a quien confiará la continuidad de su gobierno 4-T. A quien heredará la responsabilidad de seguir su línea política y social y a quién entregará sus proyectos emblema…
Pero ahí están los otros aspirantes al poder máximo del país. Marcelo Ebrard Casaubón y Ricardo Monreal desde el Senado de la República. Y son fuertes.
También Adán Augusto López, el secretario de Gobernación y muy amigo y de todas las confianzas del presidente. Sin proponérselo ha entrado asimismo a la lista de posibles presidenciables. Otros de distinto origen y presencia están a la espera. Agazapados pero dispuestos.
Marcelo desde la Secretaría de Relaciones Exteriores proporcionó al presidente su más reciente satisfacción política al conseguir un triunfo diplomático durante la IX Cumbre de Mandatarios de América del Norte. Es Marcelo quien dice haber intervenido para facilitar la llegada de vacunas anti-Covid a México; es él quien da la cara en asuntos de talla internacional a los que el presidente mexicano no acude… Quiere ser el presidente de México. Ha sido su sueño y su lucha.
Ricardo Monreal no parece contar con la señal favorable del presidente de México, pero él sabe que quiere ser candidato de Morena, lo que según este momento, podría darle el triunfo y ser presidente de México, su ambición histórica. Y lo ha dicho: Con Morena o no, él irá en la boleta electoral de 2024. Sabe que cuenta con grupos políticos fuertes y que sabe moverse en los intríngulis de la política nacional… ¿será suficiente?
En todo caso la guerra electoral ya está en Morena. Es la lucha de todos contra todos. Es ahí donde se dirime lo fuerte de la política nacional. Es ahí en donde están quienes consideran que está el triunfo de 2024, aunque no tengan que ver con esa 4-T, aunque provengan del PRI y su historia política tenga más vínculos con el partido que gobernó al país por más de setenta años que con los ideales del actual presidente de México.
Van con todo. En adelante no habrá piedad. No habrá contemplaciones. Será cada uno de ellos o nadie. Y si bien a la vista, al portador, parecen ser parte de un mismo proyecto, lo cierto es que cada uno de ellos, y ella, tienen su propio proyecto político y de vida. Al final de cuentas no habrá consulta que valga. La decisión final saldrá del Palacio Nacional, ni más, ni menos…
Y esta guerra de Morenistas por la sucesión presidencial, se replica asimismo en los procesos electorales estatales hoy mismo, como es el caso de Oaxaca en donde la lucha ya se da entre los candidatos presidenciales y los no tan presidenciales o de gobierno. Al fin y al cabo –dicen- “ganará Morena en Oaxaca”… para eso el gobernador Alejandro Murat Hinojosa, priista, le entregó la entidad a Morena…Falta saber quién será el ungido por Palacio Nacional.
Así que la lucha es entre candidatos de Morena y no en contra de la oposición política de partido, hoy prácticamente inexistente. ¿Es sano esto para la vida política del país? No.
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