Rosy RAMALES
Insoslayablemente, el país y las entidades federativas necesitan de la existencia real del equilibrio de poderes, y los municipios requieren de presidentes municipales eficientes; lo mismo en la capital mexicana.
Porque la concentración del poder en un solo partido político es como retroceder a la peor época del partido hegemónico con sus partidos comparsa; incluso, a riesgo de anular el principio de sufragio efectivo no reelección para la Presidencia de la República.
O llevar a la Nación a la monarquía.
Lo anterior hace reflexionar en si en las elecciones concurrentes más grandes del país del próximo domingo seis de junio, se debe votar o no votar por Morena, actual partido en la Presidencia de México con mayoría calificada (junto con sus aliados) en la Cámara de Diputados Federal, con un buen número de escaños en el Senado, con alrededor de 19 Congresos Locales y presidiendo más de 250 ayuntamientos, entre éstos varias capitales.
Y todo lo ganó de un jalón en 2018, por muchas razones, pero principalmente por dos: Por el hartazgo hacia el PRI, por la falta de confianza en ese entonces en el PAN, y porque una mayoría relativa (pero contundente) de mexicanas y mexicanos vio realmente en Andrés Manuel López Obrador y su partido Morena “la esperanza de México”.
El partido guinda pintó un mundo color de rosa: Cero corrupción, impulso a la generación de empleos, austeridad y desarrollo social con equilibro económico; en resumen, una Cuarta Transformación del país, incluyendo la promesa de mejorar las instituciones.
Y a lo largo de casi tres años ¿qué han cumplido? Pues muy poquito, por no decir casi nada. Claro, quienes forman parte Morena y aliados sostienen lo contrario. Sin embargo, basta con ver cómo desde el Ejecutivo se manipula al Poder Legislativo, para darse cuenta de la inexistencia de la Cuarta Transformación.
Por eso cuando 430 intelectuales, en su “Manifiesto por la República” llama a ciudadanos y ciudadanas a que en las elecciones del próximo domingo seis de junio voten en sentido estratégico a favor de quienes tengan más probabilidad de vencer a Morena y aliados, cabe la pregunta: ¿Tienen razón?
¿Tienen razón cuando en distintos párrafos de su Manifiesto vierten argumentos como los siguientes?
“Seamos claros: se necesita vencer en las urnas a la coalición oficialista de Morena y sus partidos satélites para rectificar el rumbo”.
“…es fundamental no sólo para avanzar en el propósito común de construir una alternativa viable frente al retroceso populista y autoritario, sino también para detener el deterioro político, económico e institucional del país”.
“Para construir una sociedad inclusiva basada en derechos, más justa y dinámica, se requiere del concurso de múltiples y diversos actores que incidan en el proceso con sus causas y agendas, en contraste con la obediencia ciega que se somete a los designios de una sola y mesiánica voz”.
“El gobierno está usando recursos e instituciones del Estado para favorecer al partido del gobierno y el Presidente viola la Constitución interviniendo en las campañas, difundiendo propaganda y haciendo escarnio y persecución de opositores”.
“Ante ello, hacemos un llamado a los ciudadanos para que voten con sentido estratégico y opten por las candidaturas más competitivas, de tal manera que no se diluya la votación opositora”.
“En muchos estados, municipios, alcaldías y distritos se conformaron alianzas amplias que son muy competitivas. Pero existen lugares en donde la oposición va por separado. Ahí debe prevalecer la responsabilidad y cerrar filas con quien tenga mayor probabilidad de vencer desde la oposición a Morena”.
“Asusta a los inversionistas la falta de certeza jurídica y se desaprovechan las ventajas por la vecindad con Estados Unidos, así como el acuerdo comercial que tenemos con ellos”.
¿Tienen razón?
Como también dice el grupo de intelectuales en comento, tampoco se trata de regresar a la indeseable situación de sexenios anteriores, en la que hubo abusos, corrupción y frivolidad en las instituciones, sino de reencauzar los cambios hacia la profundización de la democracia, fortaleciendo la transparencia, la rendición de cuentas y la participación ciudadana.
Luego entonces cabe preguntar: ¿Qué se necesita? ¿Qué necesita el país? ¿Qué se necesita en las entidades federativas?
Equilibrios.
¿Y en los ayuntamientos? Gobiernos eficientes que se coordinan con los otros dos órdenes de gobierno, no en actitud sumisa o pendenciera, sino de colaboración y equilibrio.
En fin, la ciudadanía decidirá el próximo domingo seis de junio al emitir su voto en las urnas electorales. Y ojalá lo haga en entera libertad.
NÚMEROS CERRADOS
Quien sabe si las y los ciudadanos hayan reflexionado alguna vez a lo largo de la campaña sobre qué opción política conviene más en cada uno de los órdenes de gobierno, quizá no tan puntualmente como lo reflexiona el grupo de intelectuales.
Sin embargo, algo revela el que los números se hayan cerrado respecto a los probables resultados en diputaciones federales, gubernaturas, congresos locales y los principales ayuntamientos y alcaldías.
Pero las encuestas son solamente aproximaciones, con márgenes de error.
Y como en toda elección, sobre todo competida, puede que haya sorpresas.
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Correo: rosyrama@hotmail.com
Rosy RAMALES
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