El chavismo está en fase de negación, empeñado en mostrar al mundo una normalidad inexistente. La organización de su contramarcha de ayer en el centro de Caracas fue apresurada y volvió a decepcionar: apenas movilizaron a cientos de milicianos y desanimados empleados públicos, a pesar de contar con decenas de autobuses del Estado. No llenaron más de tres cuadras de la ciudad.
Nicolás Maduro y su ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, montaron la noche anterior un acto con empresarios, el lanzamiento de la “marca país Venezuela” para promocionar el turismo y la inversión extranjera en el país más violento y con la inflación más alta del mundo.
El líder bolivariano cambió su indumentaria semimilitar de los últimos días por un traje negro con una pantalla al fondo, como si de la presentación de un iPhone latinoamericano y socialista se tratara. Como si la crisis no existiera. “No hay otro país en el mundo con mayores oportunidades, con mayores ventajas para la inversión reproductiva, hoy por hoy, que nuestra amada Venezuela”, aseguró.
Su desconexión llega tan lejos que en una entrevista que ofreció a la BBC no supo responder cuánto cuesta un kilo de queso (lo mismo que el salario mínimo de un mes). En la entrevista, Maduro acusó a los medios occidentales de mentir y atacar a Venezuela, y aseguró que los problemas del país son culpa del bloqueo económico de Estados Unidos. El líder bolivariano también negó otra evidencia: el número de países que han reconocido a Guaidó, más de medio centenar. Para Maduro sólo son una docena.
“Venezuela no es un país de hambruna. Tiene altísimos niveles de nutrientes y de acceso a la alimentación”, afirmó, calificando de “show” el intento de la oposición de que al país ingrese la ayuda humanitaria que espera en la frontera.
La vicepresidenta Delcy Rodríguez fue más allá al asegurar que la ayuda humanitaria llegada desde EEUU está contaminada y es cancerígena. “Esa ayuda humanitaria viene contaminada y envenenada, es cancerígena. Así lo han mostrado distintos estudios científicos de esa supuesta comida desechada de los Estados Unidos que busca a través de químicos envenenar a nuestra población. Podríamos decir que son armas biológicas lo que pretenden con esa ayuda humanitaria”, aseguró la dirigente revolucionaria.
En la marcha, los fieles seguidores del chavismo, también se empeñaban en aparentar normalidad. “Aquí estamos celebrando que Venezuela es libre con Maduro. En Haití hay una conmoción y nadie ve para allá. ¿Será porque allá no hay petróleo?”, adujo Pedro Velásquez, de 28 años.
Con información de el mundo
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