10 de Octubre de 2019
El mismo día que comparecía en San Lázaro con motivo de la glosa del Informe, Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación, fue destapada como candidata a la Presidencia de la República por el mismísimo Porfirio Muñoz Ledo.
“Al verte desenvolver con tanta inteligencia y brillantez, repito mi premonición: México está listo para tener una presidenta de la República”, dijo Muñoz Ledo, desde su curul de diputado de infantería.
Visiblemente halagada, Sánchez Cordero se levantó de su asiento, se llevó las manos al pecho en señal de agradecimiento, entre aplausos de la bancada de Morena y sus aliados.
Falta un lustro para que sepamos si la premonición de Porfirio es la correcta. Es precipitado hacer pronósticos.
En todo caso, no la tiene fácil doña Olga. López Obrador ha propiciado el lucimiento de Marcelo Ebrard. Le ha encargado múltiples tareas, al grado que algunos lo llaman “vicepresidente”.
El evidente desinterés del Presidente por lo que ocurre en el mundo lo ha llevado a delegar en el canciller la representación de México en las cumbres de jefes de Estado más importantes del orbe.
Marcelo ha asumido, por instrucciones del Ejecutivo federal, facultades en materia de migración que le corresponden a la Segob.
Lo nombró también coordinador del Grupo Especial para cumplir con los acuerdos de migración pactados con Estados Unidos.
Marcelo, por lo demás, ya hizo lo que ni AMLO: entrevistarse personalmente con Donald Trump.
Otro gallo fuerte de Morena para el 2024 es Ricardo Monreal, coordinador de la bancada de Morena en el Senado.
El exgobernador de Zacatecas no tiene las responsabilidades ejecutivas de Marcelo, pero hay algo en lo que aventaja por mucho al canciller:
Es interlocutor privilegiado con los grupos de oposición en el Senado. No es excluyente.
Le ha presentado buenas cuentas al Presidente.
En lo que va del periodo, que arrancó el 1º de septiembre, el Senado ha aprobado tres reformas constitucionales, cuatro leyes de nueva creación, 17 reformas a diversos ordenamientos y tres decretos de diversa índole.
Esos son los visibles en Morena. Agregaría a Arturo Herrera, pero ganar puntos para la presidencial desde la Secretaría de Hacienda se ve imposible. Y más cuando nos anuncian una reforma fiscal para el 2022.
¿Usted ve otros?
* Por increíble que parezca, en las cinco horas que duró la comparecencia ningún diputado preguntó sobre lo que Ciro Gómez Leyva bautizó como El método Peralta.
El método que lleva el apellido del subsecretario consiste en ceder 84 plazas a los normalistas de Tenería que se robaron, hace más de una semana, 92 autobuses con todo y choferes.
Esperamos al final de la comparecencia para preguntarle a la secretaria si con esa estrategia no se incuba “el huevo de la serpiente”. Es decir, que otros grupos repitan ese patrón para obtener beneficios.
Respondió:
“No, creo que eran plazas que ya estaban otorgadas. Es un tema local, pero con mucho gusto intervino la Secretaría de Gobernación. Ya están liberados prácticamente todos los choferes, a las dos de la tarde.
-¿Habrá impunidad? —insistimos.
-Todos tenemos que respetar la ley. Todos tenemos que avanzar en un Estado de derecho. Lo vamos a hacer, créanme.
Ojalá.
* Suplir a Porfirio en la presidencia de la Mesa Directiva era un reto mayor. La diputada del PAN, Laura Rojas, lo ha hecho con decoro. Poco a poco ha ganado en confianza. Ayer se desempeñó con imparcialidad durante la comparecencia de doña Olga.
* Llegó una alerta de funcionarios universitarios que solicitaron el anonimato. Dicen que con motivo de la llamada “quema del burro”, a celebrarse el viernes en el campus de CU con motivo del clásico UNI-Poli, se prepara una confrontación entre porros y activistas.
Lo inaudito es que señalan a Jaime Vázquez Díaz, funcionario de la Secretaría de Atención y Seguridad Ciudadana, de formar parte de esta “provocación”.
El aviso ya está. La provocación se puede evitar. Hay que tomar previsiones.
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