Joel Hernández Santiago
La tragedia que azuela a cinco estados de la República por las lluvias torrenciales de principios de octubre sigue dando lecciones de acción y reacción de gobiernos, tanto federal como estatales y municipales. Y la prueba no parece haber sido aprobada.
La presidente de México ha acudido a estados para conocer de cerca los lugares siniestrados y, a diferencia de lo que ocurrió en Poza Rica, Veracruz, cuando un grupo de colonos le reclamó airado la falta de previsión, la falta de apoyo para encontrar a personas desaparecidas y porque la ayuda parecía ausente por parte del gobierno estatal, ahora todo es diferente.
Llega la presidenta y encuentra damnificados en zonas en donde previamente gente del gobierno estatal o municipal acuden para que la gente “no se alebreste” y mantenga el orden durante la visita del Ejecutivo mexicano.
Digamos que ya todo está planchado en algunos sitios para evitar reclamos airados, como los de Poza Rica. Así que ahora ella abraza a niños y a personas en condición de desahucio –como se ve en las fotos oficiales– y porque nada más mirar alrededor en esas imágenes se puede constatar que ahí pasó la tromba y dejó tragedia.
La gobernadora del estado Rocío Nahle, que mostró y muestra aun indolencia por la tragedia en el estado que gobierna sigue dando de qué hablar:
Recordar que apenas unas horas después de que todo estaba bajo el agua, ella afirmó que era nada más el pequeño desborde de un río local. Al asistir al lugar, la presidente Sheinbaum pudo ver que no había aquel pequeño desborde, que lo que estaba a la vista era mucho más grave de lo que seguramente le informó la gobernadora, su amiga.
Y su amiga Nahle, queriendo quedar bien con la presidente mexicana, quien la defiende a capa y espada, dijo en entrevista que lo ocurrido en Poza Rica fue propiciado por un grupo de porristas:
Este lunes 20 de octubre, en entrevista con un medio local, Rocío Nahle García aseguró que “cuando un grupo de pobladores afectados por la inundación del 10 de octubre, querían dar sus peticiones a la presidenta Claudia Sheinbaum, mientras recorría las zonas más afectadas de la cabecera municipal de Poza Rica, «un grupo porril llegó a gritar sin sentido».
Los reclamos –según su versión– fueron producto de una agresión de “porros”. Con lo que menosprecia la libertad de expresión de quienes estaban indignados por su propia lentitud e indolencia como gobernante y por la falta de gobernabilidad para atender lo ocurrido.
Luego de lo que le pasó en Poza Rica, la presidente Sheinbaum se indignó y en una de sus mañaneras acusó de “viles” a los medios de comunicación que según ella engrandecen la tragedia para aviesos fines y reprendió a quienes “utilizan esta situación para buscar culpables, acusar, señalar y agredir al gobierno de la 4-T”, dijo. Viles y vilezas, acusó.
Decir la verdad de lo que pasa y lo que ocurre, sus razones y su origen, así como el tipo de soluciones que se presentan frente al dolor humano que habría que retratar porque es un hecho cierto, es tarea del periodismo serio. Decir la verdad es consigna del periodismo profesional.
No aplaudir en mañaneras al gusto de Palacio Nacional con preguntas a modo para lucimiento de gobernantes. No acudir ahí para hacer negocios con preguntas enviadas por intereses particulares y por los que algunos de los periodistas invitados por Palacio Nacional cobran y facturan a sus clientes para poner en el atril presidencial sus propias consignas.
Sin embargo la presidente de México sabe que las cosas no se hicieron bien. Que no se atendieron las alertas emitidas por el Sistema Meteorológico Nacional -Conagua- que durante días, una semana antes, estaba anunciando lo que podía ocurrir, en dónde y la magnitud de lo que se venía encima. Nadie hizo nada. O casi nadie.
Hoy sabemos que el gobierno federal, como los estatales o municipales, fracasaron y por tanto permitieron que más de setenta personas murieran y otro tanto desaparecidos.
La mayoría en los que gobierna Morena-4-T, fueron los afectados y en donde hoy mismo existe el resquemor porque muchos de los damnificados fueron votantes de Morena. Muchos de ello consideraban a este gobierno como su propio gobierno. Y es probable que, si existe la convicción ideológica, lo seguirán haciendo, pero… ya no hay la seguridad de que así sea. Se verá en las elecciones del 27.
Como se verá en las elecciones del 27 si el resto de los mexicanos que votó por Morena, et.al, lo seguirá haciendo luego de ver cómo se hacen bolas, se contradicen y se defienden y acusan a otros de sus propios errores, como acostumbran. Los electores son ese pueblo bueno que también tiene voz y voto. Mientras tanto en la 4-T siguen haciéndose bolas para salir de su propia crisis política como resultado de estos dramáticos errores. Quieren tapar el pozo luego del niño ahogado, que se dice.
Seguramente en el 27 su votación irá a la baja, a pesar de los maquillados informes de índices de aceptación presidencial. Pero ¿por quién votarán entonces los mexicanos? ¿Y la oposición en donde está? ¡Vaya dilema del mexicano, hoy!

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