Elecciones judiciales en junio

Joel Hernández Santiago

 

En poco más de nueve meses el Instituto Nacional Electoral deberá organizar las elecciones para jueces, magistrados del Poder Judicial, según establece la Reforma Judicial, recién reformada. La tarea para esta institución es difícil y cuesta arriba. 

 

Al final de cuentas, los habilidosos políticos y funcionarios, cercanos al presidente López Obrador, consiguieron entregarle el gran regalo que esperaba desde que comenzó su guerra en contra de uno de los Poderes de la Nación: el Judicial, que en su etapa reciente se mostró renuente a aprobar iniciativas anticonstitucionales enviadas por el Ejecutivo: eso fue su triunfo, pero también su fin.

 

Porque el presidente de México que gritaba a los cuatro vientos que no es un hombre de venganzas, se hizo de todo su poder y la fuerza del Estado a su disposición para vengarse de lo que consideró agravios en su contra, de la ministra Norma Piña, presidenta de la Suprema Corte de Justicia de México y acabar con una de las instituciones más emblemáticas de la Unión. 

 

Fueron meses: días y días, cada mañana desde que el presidente denostó, acusó, señaló, amenazó e intimidó a la Suprema Corte de Justicia y, en particular, a su presidenta. Al hacerlo hacía un llamado a sus fanáticos, los mismas que le aplauden sus mandatos, justos o no, entrados en razón o no, para construir los andamios de la destrucción institucional. 

 

Lo que vimos en el Senado de la República en días pasados, al aprobarse la Reforma Judicial, sin duda pasa a la historia de la ignominia política en este país, a la historia de la traición y a la del sometimiento de un poder Legislativo a otro más poderoso que él, el poder Ejecutivo, y es más poderoso porque de forma ignominiosa el Ejecutivo entregó su poder traicionando, a su vez, a sus electores, a los ciudadanos que les otorgaron la autoridad, pero no para la traición…

 

Desde Morena y sus aliados, haciéndose eco del mandato de Palacio Nacional, se usaron toda forma de triquiñuelas, se usaron amenazas, apertura de expedientes, se ofrecieron cifras millonarias en pesos del cuño corriente para conseguir los tres senadores-votos que le faltaban en el Senado para conseguir su mayoría calificada y así aprobar por su propia cuenta y riesgo la Reforma Judicial, aunque muchos de los que la aprobaron estén en desacuerdo con ella. 

 

Consiguieron esos tres votos mediante eso: la traición. Y ahí está ya aprobada y publicada en el Diario Oficial de la Federación su texto y su aprobación: es Ley. 

 

No obstante hay el mandato judicial de que no se podría publicar sino hasta el 11 de octubre toda vez que aún no concluye el procedimiento que en ley corresponde. No obstante la prisa y el ego presidencial, llevó al presidente de México a exigir la publicación en el DOF. Habría que preguntar si esta publicación está en ley, toda vez que incumple ese mandato judicial, lo que implicaría desacato. 

 

Pero mientras esto se dirime, y si procede en ley, el INE tiene una enorme responsabilidad para la primera semana de junio de 2025. Coordinar y llevar a cabo las elecciones de una parte de jueces y magistrados del Poder Judicial. 

 

Sin embargo el gran problema que esconde esta reforma radica en dos pasos fundamentales: la selección de quienes podrán aspirar a ser juez o magistrado… Y que la institución que organiza la elección sea confiable, como ya no lo es tanto hoy: 

 

El INE perdió credibilidad razonable una vez que la mayoría de los consejeros electorales impuestos por Palacio Nacional operaron en favor de éste y le otorgaron más legisladores para configurar su mayoría calificada en la Cámara de Diputados y a tres de conseguirlo en el Senado de la República: ambos problemas para Morena y aliados se solucionó como se ha dicho, mediante la traición. 

 

Esto es: el gobierno morenista de Claudia Sheinbaum impondrá a candidatos a puestos en el poder Judicial de acuerdo con sus propios intereses y a su capacidad de aprobación de mandatos del Ejecutivo al Legislativo, aunque sean anticonstitucionales. Volver constitucional a lo que no lo es, será la tarea de esa nueva composición judicial.

 

En junio próximo veremos cómo opera el INE esas elecciones y veremos el resultado de la selección de candidatos por Morena y sus aliados, aprovechando su mayoría Legislativa y aprovechando su mayoría Judicial: todo el poder a las manos de la nueva presidenta. Lamentablemente el presagio de cómo se manejará la situación electoral-jurídica desde el INE, es funesto. 

 

¿Esto es lo que querían los mexicanos en las elecciones ocurridas el 2 de junio pasado cuando se dice que más de treinta millones de mexicanos dieron su voto a Morena y aliados para hacer presidenta a Claudia Sheinbaum, quien heredará las imposiciones y caprichos y venganzas de su predecesor? ¿Y los otros casi cien millones de mexicanos qué gobierno tendrán?

 

La moneda está en el aire y parece tener dos caras iguales. ¿Quién ganará?

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