Joel Hernández Santiago
Pues ya está el momento esperado por muchos: que termine este año, el 2020: el año cruel. No para uno ni para dos, ni para miles: si para millones, para todos en el mundo porque lo que pasó este año si afectó a cuanto país existe, a cuantos seres humanos viven, a cuantos gobiernos o sistemas de gobierno existen… A todos…
Se acaba el ciclo de doce meses; 366 días que se fueron como si se tratara de una guerra devastadora. Y todos queremos que 2020 haya pasado y que, como por ensalmo, se terminen los pesares; los miedos, los dolores…
… Y pasemos a rendir honores para quienes se fueron sin deberla ni temerla. Y a los doctores y doctoras y servicio médico que llevan a cabo su tarea con sentido humano, con el sí en la mirada, con la ternura en el trato: para ellos nuestro agradecimiento sin fin.
Pero ya está a la vista 2021 y la esperanza de un renacimiento. La confianza en que el ciclo que se inicia el primero de enero trae consigo la solución a los días perdidos.
2021 llega con la expectativa de la vacuna. Una o dos o tres, las que fueren de los distintos centros de investigación y laboratorios en el mundo, en donde hay seres humanos sabios que encontraron la gran solución para recuperar la vida y la tranquilidad. Son sabios que de forma acelerada-urgente se concentraron en la búsqueda del antídoto que contrarreste los estragos del mal… Es nuestra esperanza de vida.
Una vez más se prueba que el hombre es inteligente y que sus capacidades son infinitas cuando se trata de la sobrevivencia –ocurre también que los hay para el mal y para el perjuicio ajeno-; son personajes que viven ocultos en su mundo y en sus ilusiones por prolongar la vida y dar alivio al dolor. Son estimulados por el solo hecho de encontrar la verdad y el procedimiento para salir airosos e ilesos. Son ellos, científicos del mundo, que son la esperanza de un mejor 2021. Gracias a ellos.
En el país, México, las cosas se complicaron por las razones que ya hemos desglosado a lo largo de los meses en esta casa de libertad, que es La Silla Rota. Hemos dado cuenta de aciertos, pero sobre todo de errores porque esa es la tarea. Decía el maestro Miguel Angel Granados Chapa que los periodistas deberemos actuar como árbitros de fut bol: no hay que aplaudir las buenas jugadas porque es lo que debe ser; pero sí llamar la atención cuando alguien comete un error o un agravio.
Y así a lo largo de estos meses en los que fuimos testigos de la crisis económica que ya desde enero de 2020 presagiaba un año difícil. Las cifras mostraban una caída monumental al -0.01 del Producto Interno Bruto en 2019 y las señales internas y externas eran que todo iría a peor.
Los contrastes entre lo que se esperaba con la llegada del nuevo gobierno y lo que ya se iba configurando mostraban a un país al que se polarizaba entre quienes mantenían su apoyo al gobierno de la 4-T y quienes hacían observaciones críticas, sin que crítica significara animadversión o repudio; sí una aportación para ver los puntos obscuros desde perspectivas distintas. No se quiere entender así.
2021 traerá el resultado de la gestión económica de los dos años anteriores. Será este año en el que sabremos, con todo y pandemia, si la administración de los bienes nacionales y su enriquecimiento fueron los apropiados o tendremos que cargar con un nuevo año en el que estallará una crisis de recursos inaudita. Y social. Ojalá no. Aun es tiempo. Es responsabilidad de gobierno.
En 2021 habrá elecciones en México. “Las más grandes de la historia” se dice. Y ya todo está encaminado para ello. Las alianzas entre partidos y fuerzas políticas están enganchadas y la guerra ha comenzado: ya en directo, por la vía de spots devastadores o mediante el uso de las redes sociales. Y para esto se han creado ejércitos de seres humanos cuya tarea será la de estimular a un partido o a un gobierno y denostar al adversario. Es cosa de dirimir quién es quién en esto…
La expectativa es que funcione la democracia. Que en efecto el ciudadano mexicano, con toda libertad y criterio acuda el 6 de junio a sufragar para que el resultado sea el que determine la mayoría responsable y no la inducción interesada. Que se base en criterios de verdad y de buena expectativa de vida para el futuro y para el futuro de los hijos o nietos…
En Estados Unidos habrá cambio de gobierno que, quiérase o no, impacta en la vida económica de México. Así ha sido los años que duró el gobierno del nefasto Donald J. Trump; y fue a él a quien se entregaron las sonrisas y el apoyo desde el inicio de este gobierno en México. Error.
Ahora viene el tiempo de corregirlo a la llegada de Joe Biden a la presidencia de aquel país, quien es lo suficientemente inteligente para saber que con México habrá de actuar con cautela, toda vez que es un país que le importa como socio comercial, pero sobre todo como zona estratégica para su propia seguridad nacional. Ser sus vecinos es bueno, pero también un grave problema.
Por lo demás queda la esperanza de vida. Que 2021 sea distinto al año cruel. Que sea el año de la recuperación, de la vida, de la salud, de las soluciones, sin confrontaciones, sin animadversiones, con verdades de gobierno y no engañifas.
Que sea el año en el que los mexicanos tomamos conciencia de nuestra responsabilidad histórica y que actuemos con ese mismo compromiso. Que sea un año bueno. En el que salgamos para decir que aprendimos la lección que nos dejó este año inhumano que ya terminó. Feliz año nuevo.
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