CRÓNICA POLÍTICA: ¿Se puede esperar una selección de consejeros electorales inmaculados?

 

Rosy RAMALES

Como reza la vox populi: “No hay fecha que no se cumpla, ni plazo que no se venza”. Y ha llegado el momento del adiós de Marco Antonio Baños Martínez, Benito Nacif Hernández, Enrique Andrade González y Pamela San Martín Ríos y Valles como consejeros del Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE).

Emanaron de la reforma electoral del 2014 junto con otras seis personas en consejerías electorales y el consejero presidente Lorenzo Córdova Vianello. Conforman, digamos, la segunda renovación escalonada al haber sido electos para seis años.

En la primera renovación escalonada salieron quienes fueron designados en el cargo para tres años: Beatriz Eugenia Galindo Centeno, Arturo Sánchez Gutiérrez y Javier Santiago Castillo. Y quienes se sacaron la lotería siendo electos para nueve años, se irán hasta abril del 2023: Adriana Margarita Favela Herrera, José Roberto Ruiz Saldaña y Ciro Murayama Rendón, además de Lorenzo Córdova.

Aquella primera integración del Consejo General del nuevo INE, entre cuyos principios se encuentra la autonomía y la independencia, pues fue etiquetada por las bancadas de los principales partidos en la Cámara de Diputados Federal. Y así fue mancillado el espíritu de la reforma del 2014.

El entonces coordinador de la bancada del partido Movimiento Ciudadano (MC), Ricardo Monreal Ávila, advirtió que dicha integración del INE era producto de un “vulgar y grosero reparto de cuotas”, donde el PRI se llevó 5 posiciones,  el PAN 3 y el PRD 3.

Monreal y algunos diputados federales más –entre ellos Manuel Huerta del PT– que estuvieron en contra de la selección de las primeras 10 consejerías del Consejo General de INE y del primer consejero presidente, sostuvieron que Ciro, Pamela y Javier fueron puestos por el PRD; Benito, Arturo y José Roberto, por el PAN; y Beatriz, Marco Antonio, Enrique y Adriana, por el PRI, el cual además puso a Lorenzo.

Ja. Y así harto han presumido más castidad que cualquiera de las vírgenes de la corte celestial.

Y cuando llegó la primera renovación escalonada, en 2017, la Cámara de Diputados Federal eligió a Dania Paola Ravel –ex colaboradora del consejero Marco Antonio Baños–; la ex presidenta del Instituto Electoral del Distrito Federal (IEDF), Beatriz Zavala Pérez, y el ex consejero de Michoacán Jaime Rivera Velázquez, a partir de una lista consensuada entre el PRI, el PRD y el PAN vía sus legisladores.

Si es como se dijo, entonces los tres partidos habrían conservados sus posiciones en el Consejo General del INE. Claro, Ravel, Zavala y Rivera podrán argumentar pureza plena, pero políticamente la etiqueta no se la quitan ni con agua bendita.

Sirva el contexto para preguntar: ¿Morena prescindirá del “grosero” reparto de cuotas? O peor aún, ¿se quedará con las cuatro consejerías a renovar en abril próximo? Pues quizá agandalle porque actualmente no tiene una sola posición, ya sea como desquite, como equilibrio o como asalto al INE.

O tal vez comparta una de las cuatro consejerías a renovar con alguno de sus aliados: PT, PVEM o supervivientes pesistas.

Ah, cosas de la praxis (y mala praxis).

¿Ven como es totalmente cierto los partidos políticos están sobre-representados ante el Consejo General del INE? Tienen 1 representante, 1 consejero legislativo y además consejeros electorales. Incluso, se reparten la Secretaría y las Direcciones Ejecutivas; claro, ha llevado mano el partido que se queda con el consejero presidente.

Así que tenemos un árbitro electoral contralado por los propios arbitrados; o sea, por los partidos políticos, con todo y las disposiciones constitucionales y legales que dotan al INE de principios como independencia, objetividad, imparcialidad, certeza, legalidad y transparencia.

Y es que los tramposos legisladores del 2014, desde la reforma al artículo 41 de la Constitución General amarraron la selección de los consejeros electorales del Consejo General de INE a favor de los partidos políticos al recaer en la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados la propuesta final.

Establece: “El órgano de dirección política impulsará la construcción de los acuerdos para la elección del consejero Presidente y los consejeros electorales, a fin de que una vez realizada la votación por este órgano en los términos de la ley, se remita al Pleno de la Cámara la propuesta con las designaciones correspondientes…”

¡Construcción de acuerdos! O sea, ¿consenso o reparto?

Además, en el pleno siempre gana el grupo parlamentario con más diputados y ahora es el de Morena. Entonces, ¿se puede esperar una selección de consejeros puros, castos, inmaculados políticamente? Claro, puede haber aspirantes que sí lo sean, pero la misma ley los orilla al acercamiento con alguna filiación política.

La única manera de seleccionar consejeros electorales más o menos independientes sería aplicando la última opción establecida en la Constitución cuando se agoten los procedimientos en la Cámara de Diputados Federal y no se hayan alcanzado los consensos, y es el siguiente:

“…el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación realizará, en sesión pública, la designación mediante insaculación de la lista conformada por el comité de evaluación”.

Por insaculación, lo cual se antoja difícil. Además, con esta última opción Morena se arriesgaría a quedarse sin ningún consejero, a menos de que el Comité de Evaluación haga una lista de aspirantes totalmente afín al partido gobernante.

 

***

Correo: rosyrama@hotmail.com

 

Rosy RAMALES

Sé el primero en comentar

Déjanos un comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada.


*