CRÓNICA POLÍTICA: Para el INE, caballada muy flaca y el pacto con el diablo

Rosy RAMALES

En el otrora hegemónico PRI se acuñó la frase “la caballada está flaca” para referir la falta de buenos perfiles para una contienda electoral. Con el tiempo los demás partidos políticos no adoptaron la frase, pero internamente ha pasado lo mismo.

Ahora, gravemente, ocurre hasta en la integración de las instituciones, particularmente de los órganos electorales. Ahí está el caso del Instituto Nacional Electoral (INE), para el cual la Cámara de Diputados Federal debe elegir cuatro consejeras y/o consejeras del Consejo General de una larga lista de entre 385 y 390 personas inscritas.

Hasta ayer la lista oficial exacta aun no estaba. No obstante, en las relaciones publicadas es evidente la escasez de perfiles prestigiados. En cambio, pululan los perfiles desacreditados.

Parece que en lo sucesivo será muy difícil contar con aspirantes altamente reconocidos cuya sola presencia le inyecte respeto al árbitro electoral. Quizá el mismo árbitro se encuentra tan demeritado, que pocos arriesgan su honorabilidad.

Ingresar al proceso de selección para consejerías del INE así como está la ley –con todo y el buen espíritu de la reforma del 2014— y en las actuales condiciones prácticamente representa estar dispuesto a hacer pactos con el diablo.

Porque la ley está hecha para una decisión final por parte de los partidos políticos, con todo y el filtro que significa el Comité Técnico de Evaluación…bueno, que significaba porque ahora su misma integración se partidizó; el cumplimiento de requisitos formales, no elimina los compromisos ideológicos.

Ah, en nuestro país los políticos son tan tramposos que se esmeran en poner candados constitucionales y legales, pero aún así siempre dejan rendijas por donde burlarlos.

En fin, el Comité Técnico de Evaluación recibirá la lista de aspirantes inscritos, revisará el cumplimiento de requisitos y la idoneidad; eliminará a quienes no los cumplan, y con quienes sí los reúnan integrará listas en proporción de cinco personas por cada consejería vacante y las remitirá al órgano de dirección política de la Cámara de Diputados.

Saber si algún aspirante reúne o no los requisitos, puede superarse con la valiosa ayuda del constitucionalista Diego Valadés Ríos; quizá el único integrante del Comité Técnico de Evaluación con la formación para valorar a los aspirantes a consejerías del INE. Y es que la materia electoral no son enchiladas; solo personas calificadas pueden hacerlo.

A ver qué resulta.

Porque además, ¿de dónde van a sacar a las personas idóneas? Si en la larga lista de entre 385 y 390 aspirantes pululan los ex consejeros y consejeros de OPLES, así como de los órganos desconcentrados del INE, y funcionarios de ambas autoridades electorales administrativas. Además, ex fiscales y ex magistrados electorales de entidades federativas.

¿Eso es experiencia? ¿Buena o mala?

Con sus honrosísimas excepciones  (casi contadas con los dedos de una mano), quienes forman o han formado parte órganos electorales ya tienen compromisos, intereses.

De hecho para llegar a los cargos también pasaron por un proceso de selección auspiciado por un padrinazgo político. Lo mismo aquellas personas provenientes del Servicio Profesional Electoral, salvo que hayan sido producto del resultado de los exámenes sin el visto bueno de partidos o consejeros del Consejo General del INE.

Muchos ya conocen el caminito. Y ahí los ven inscritos en el proceso se selección para cubrir cuatro consejerías del Instituto Nacional Electoral.

¿Se imaginan cuánto tiempo llevan preparando el terreno? Claro, hacen cuentas, cálculos, para el próximo cargo. Entonces, ¿se imaginan la cantidad de resoluciones emitidas como favores a cambio de encontrar el respaldo cuando se presente la oportunidad de saltar al siguiente cargo?

Por ejemplo, de consejería de OPLE a consejería del Consejo General del INE.

Qué lamentable para la independencia de los órganos lectorales.

En la lista de aspirantes es evidente el desinterés por integrar un mejor árbitro electoral, por cumplir cabalmente con los principios rectores de la actividad electoral: Independencia, imparcialidad, objetividad, certeza, legalidad y máxima publicidad.

Más bien se observa el interés de controlar al arbitro electoral y de ganar más que el Presidente de la República.

Por eso mismo, sobrarán los aspirantes que hagan pacto con el mismo diablo para obtener una consejería del INE. Vienen días de cabildeos, promesas, compromisos.

Claro, que si el partido gobernante consiguió inscribir a sus cuadros, solo habrá que asegurar la mayoría en el Comité Técnico de Evaluación; de lo demás se encargará Mario Delgado en la Junta de Coordinación Política.

 

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Correo: rosyrama@hotmail.com

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