CRÓNICA POLÍTICA: México vive una “Cuarta Transformación” de terror

 

Rosy RAMALES

El presidente Andrés Manuel López Obrador dice tener “la conciencia tranquila” porque prácticamente cada segundo de cada minuto de todos los días trabaja incansablemente por la paz del país, así como por el bienestar y la seguridad de las y los mexicanos.

Es un lenguaje predominante en sus conferencias matutinas y en sus discursos en eventos públicos. Y así se expresó el viernes pasado cuando representantes de medios de comunicación formularon preguntas sobre las políticas del Gobierno Federal para abatir el feminicidio.

Concretamente dijo: “Es bueno que todos se expresen con libertad. Yo tengo mi conciencia tranquila para garantizar la paz y la tranquilidad en el país. Que me digan cuándo se había visto que el presidente de México llevara a cabo de lunes a viernes de 6 a 7 de la mañana una reunión del Gabinete de Seguridad para atender el problema de la violencia”.

Bien, esa es su responsabilidad; para eso quiso llegar a la Presidencia de México. Entonces no puede ser de otra manera, ni cabe la queja, ni el autoelogio.

Sin embargo, cual más se pregunta por los resultados de aquellas reuniones de gabinete; son imperceptibles por los ciudadanos comunes, aunque los funcionarios competentes presenten estadísticas con datos distantes a los hechos violentos registrados diariamente.

Pero la realidad es distinta.

¿Qué pasa? ¿Los servidores públicos del gabinete de seguridad engañan al presidente López Obrador? ¿Le ocultan las cifras reales? ¿O el mandatario tiene su propia estrategia para evitar impactos negativos a su imagen? ¿O quien le aconseja utopías?

Es cierto, como el mandatario lo dijo, los feminicidios (de mujeres adultas o de niñas) están relacionados a diferentes factores que no se solucionan únicamente con despliegue de elementos de seguridad pública, cárceles o “mano dura”. Incluso, puede ser igual en los homicidios de niños y de personas en general.

No obstante, máxime si el gobierno sabe cuáles son los factores, la administración federal debería contar con una política integral para prevenir y combatir todo tipo de violencia en contra de mujeres, niñas, niños, viejos jóvenes.

También tiene razón al decir que existe una “degradación social”. Aunque quien sabe hasta dónde es consecuencia del “neoliberalismo” como AMLO lo considera.

Por cierto, qué entenderá el presidente López Obrador por “neoliberalismo”. Vaya usted a saber, lo que sí, lo asocia con lo malo, y según lo dicho en la conferencia de prensa del viernes pasado lo concibe como “el fruto podrido del egoísmo y de la acumulación de bienes en unas cuantas manos y del abandono de la inmensa mayoría de nuestro pueblo…”

En la doctrina el “neoliberalismo” suele referirse a una corriente económica y política capitalista, donde se apoya el libre comercio, la intervención del Estado en la economía a favor del sector privado, etc. Con el tiempo, el concepto ha ido evolucionando y no hay un criterio unificado al respecto.

¿Se habrá distorsionado?

Casi ocurre lo mismo con la “izquierda”, a la cual cada día se le ven más matices de “gatopardismo”, o sea, “cambiar todo para que las cosas sigan iguales”…y quizá hasta peor.

En fin, en el contexto cabe preguntas: ¿Cuántos integrantes de la “Cuarta Transformación” vienen del neoliberalismo? ¿Cuántos de ellos han amasado grandes fortunas al amparo de la corriente capitalista que, incluso, los impulsó a cargos públicos y de elección popular?

Vaya, alguien en contra del neoliberalismo no hace hasta lo imposible con tal de obtener el visto bueno del presidente de Estados Unidos, Donal Trump, para la firma del T-MEC.

Después de un año y medio del inicio de la llamada “Cuarta Transformación” (a partir de la transición del Poder Legislativo y luego del Ejecutivo), es necesario dejar de quejarse y de echarle la culpa a todo, y ya es impostergable emprender una política integral en cada materia, empezando por la seguridad pública.

México vive una “Cuarta Transformación” de terror. Todos los días se multiplican los hechos violentos cada vez más espeluznantes. Hemos pasado de hablar de homicidios a feminicidios; de asesinatos de personas adultas a la muerte violenta de niñas y niños prácticamente en serie.

Y no solo hay terror sangriento, sino también terror fiscal. La “Cuarta Transformación” quiere más y más dinero a toda costa según en beneficio de los que menos tienen. Sin embargo, predominan las políticas públicas basados en programas para construir clientela electoral, en vez de construir un México prospero efectivamente sin pobreza.

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Correo: rosyrama@hotmail.com

 

 

Rosy RAMALES

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