Conversaciones con Garganta Abismal

Por Raúl Castellanos Hernández

“HASTA QUE EL PUEBLO LAS CANTA, LAS COPLAS, COPLAS NO SON; Y CUANDO LAS CANTA EL PUEBLO, YA NADIE SABE EL AUTOR. PROCURA TÚ QUE TUS COPLAS VAYAN AL PUEBLO A PARAR, QUE AL VOLCAR EL CORAZÓN EN EL ALMA POPULAR, LO QUE SE PIERDE DE GLORIA SE GANA DE ETERNIDAD”.

FACUNDO CABRAL

La necia realidad contradice la “nueva normalidad” decretada. Las ambigüedades han causado estado, la tensión social aumenta, la confrontación está latente, la desinformación cunde, la violencia aflora, la inseguridad sienta sus reales. En lo político y económico es casi imposible alcanzar consensos; lamentablemente da la impresión de que el país se polariza.

Hoy, en medio de la pandemia e independientemente de que la causa sea el covid-19 u otro mal, se acrecienta el dolor cuando llama a nuestras puertas; en nuestros círculos concéntricos de afectos, la familia, amigas, amigos, compañeros de escuela, trabajo, objetivos, ideales; los mares tempestuosos que en este tiempo cruza la humanidad parecen darle a la muerte un sentido especial.

En este contexto, el pasado miércoles, de pronto una noticia comenzó a circular por las redes sociales: José Luis Ceballos había partido intempestivamente. Las confirmaciones se vinieron en cascada, los recuerdos de tiempos compartidos frente a sus micrófonos y “off the record” se agolparon; se me hizo un nudo en la garganta y, por qué no decirlo, cuando un amigo se va, se vale derramar una lágrima; además de quedar “un espacio vacío y un tizón encendido” -dice Alberto Cortez-.

En los días siguientes comencé a advertir un fenómeno totalmente inusual en estos tiempos de permanentes visiones encontradas: José Luis Ceballos, como El Cid Campeador, ganaba otra batalla, tal vez inédita en el medio periodístico oaxaqueño, la del CONSENSO. Ello me motivó a retomar o pedirle a compañeras y compañeros una reflexión, que quedará por siempre como testimonio de lo que José Luis Ceballos sembró en su tránsito por la vida y el periodismo.

“Vaya el pésame a la familia de José Luis Ceballos, compañero de esa pasión llamada radio y amigo sincero de toda la vida; perder un ser como él es perder un pedazo de uno mismo”: Rosy Ramales.

“Hombre sereno, siempre amable, “chatito” su palabra para referirse a varios colegas y amigos, su profesionalismo de llevar la noticia cada día, lo llevó a ser un gran ser humano, siempre buscando una solución a la problemática de sus radioescuchas. Su estilo único en el micrófono, su desayunando con….su voz de quienes no tenían voz, por siempre José Luis Ceballos”: Omar Aguilar.

“La conmoción no superó a la sorpresa de saber que ya no estabas entre nosotros. Imposible. El trato no fue cotidiano, pero en cada ocasión sólo recibí de ti disposición, franqueza y ayuda coronada con esa sonrisa tan a flor de labios que todos recuerdan. Siempre gracias y hasta siempre, José Luis”: Nadia Sanabia.

“Atento, amable, no lo traté mucho, pero todos los compañeros del gremio coinciden en que era un caballero”: Isaac Olmedo.

“Dice la canción que “cuando un amigo se va, galopando su destino, empieza el alma a vibrar, porque se llena de frío”….este golpe nos duele, pero sin duda nos volveremos a encontrar mi querido Che Luis…buen viaje amigo”: Caro Espina.

“Tu partida demuestra y demostrará más con el tiempo, que nuestro silencio es parte individual de nuestros diálogos, de nuestras platicas y de nuestra locución. Tu presencia se ha vuelto intangible a la vista, pero inamovible en la conciencia y el corazón. Buen viaje y nos vemos desayunando con…..”: Jaime Velázquez.

“La grandeza de una persona se refleja en su humildad, en su sinceridad, en sus actos. José Luis Ceballos fue una gran persona, pero sobre todo un gran amigo, sincero, alegre, bondadoso. Durante los momentos que compartimos a lo largo de más de treinta años, siempre tenía una broma en los labios o una palabra de aliento. Fue un hombre de mucha fe, creyente toda la vida, profesaba la religión cristiana. Como periodista fue un gran entrevistador. Fue de esa generación que se formaron en la brega, que aprendieron el periodismo en las calles, donde se forman los periodistas. Que en paz descanse”: Luis Ramírez.

“En la frecuencia siempre fuimos competencia, en la vida siempre fuimos amigos. Fuimos leales, sin abandonar responsabilidades, supimos poner en primer término la amistad, el respeto y la solidaridad. Sabíamos ponernos de acuerdo y no fueron pocas las veces en que trabajamos juntos por las mismas causas. José Luis es esos seres a los que no se les puede extrañar porque forman parte de lo que somos y lo que hacemos. Su legado en la vida y su ejemplo florecerán siempre que de servir se traté”: Humberto Cruz.

“Dicen que los buenos amigos son los hermanos que podemos escoger y los llegamos a querer tanto que son como si fueran parte de nuestro propio yo. Esta noticia me duele tanto”: Sofía Valdivia.

“En medio del gran dolor que nos provoca el vacío humano que deja la partida física de José Luis de este mundo, éste sigue presente en nuestras vidas desde otra dimensión al lado de Dios Padre. Además su vida y obra nos deja una gran lección de amistad, de respeto, de alegría y optimismo por la vida misma, siempre bromeando y sonriendo con todos sin hacer distingo alguno. En consecuencia, convencidos estamos también que algún día, no sabemos cuándo ni cómo, volveremos a encontrarnos para no separarnos nunca más. Un abrazo fraterno a su familia y amigos”: Alfredo Martínez de Aguilar.

“Dicen los teóricos de la comunicación que en el periodismo sólo caben los hombres y mujeres buenos, honestos. Desde mi punto de vista, uno de los colegas que honró notoriamente esta noble profesión fue José Luis Ceballos. A José Luis, digno representante de la raza serrana, lo traté intensamente en el último medio año. Coincidimos en varios viajes lo que me dio la oportunidad de tratarlo muy de cerca. Heredero de una estirpe de comunicadores de radio, José Luis se desempeñó con habilidad e inteligencia en la Dirección de Noticieros de Radio Z. Descanse en paz el querido amigo que tuvo un concepto muy profundo y respetuoso de la amistad. Pero no una amistad cualquiera o por el simple hecho de llamarla así. Todos los días refrendaba esa amistad con un saludo respetuoso, ameno y muy discreto, hasta para las pequeñas bromas que en un grupo algunos comunicadores nos jugamos. Abrazo a su familia, a sus hijos, a su esposa”: Felipe Sánchez.

“Tener que hablar de José Luis Ceballos en unas líneas resulta difícil, eran tantas nuestras coincidencias que nos permitió tener una amistad que pasó de lo profesional a la hermandad. Lo que sí puedo decir, es que fue un hombre solidario, siempre positivo, excelente ser humano. Afrontamos juntos cientos de batallas, que a pesar de las dificultades aprendimos a saborear los triunfos sin caer en la soberbia y superar las derrotas. Es por eso que su ausencia duele, pero me conforta el saber que está en un lugar mejor. HASTA SIEMPRE HERMANO DESCANSA EN PAZ”: Pastor Matías Arrazola.

Pedro Luis, su hermano, también amigo entrañable, le escribió lo que puede considerarse su epitafio para la posteridad: “Son los minutos más difíciles que me he tomado para escribir. Toda nuestra vida juntos pasó en unos instantes, nuestra niñez, juventud y hasta ahora, los sueños que platicábamos y compartíamos, las bromas. Nuestra pasión, tu pasión: la radio. ¿Te acuerdas cuantas veces hablamos de la eternidad, de cómo sería estar en la presencia de Dios? Pues ahí estás en estos momentos, platicando con Dios, conociendo su bello rostro. Y ya escuchaste esa parte: “Bienvenido buen siervo y fiel, entra al gozo de tu señor “. Y también ya estás con papá y con Julio César, nuestro hermano más pequeño. Cómo te voy a extrañar manito, me vas a hacer mucha falta, te amo y te amaré siempre hasta que Dios nos vuelva a reunir. Cumpliste tu propósito, eres un campeón. Eras el corazón de la familia. Hasta luego mi peponcas”.

Volviendo al jueves, esa tarde me llamó Garganta Abismal, se había enterado de la noticia, después de saludarnos me dijo: “Hoy, contra nuestra solemne costumbre, no evocaremos las viandas compartidas, ni hablaremos de las que están por degustarse. Te propongo a la distancia un brindis de bohemios por nuestro amigo José Luis Ceballos, tú con tu Carlos I y yo brindaré con Jack Daniel’s; y reflexionó, diría el poeta: “nadie muere mientras viva en nuestros recuerdos y corazones”. José Luis ya trascendió, como el juglar canta, “lo que se pierde de gloria -terrenal- se gana de eternidad”, ganó la apuesta, porque con sus formas y su fondo le apostó a la historia no al inmediatismo, en un medio tan complejo como lo es el del periodismo en Oaxaca, se impuso a Tirios y Troyanos a Montescos y Capuletos”.

Ya para despedirnos Garganta Abismal me dijo: “vamos a dejar para la próxima los temas nacionales y chapulineros que están en el debate. La nueva normalidad que ni es normal ni es nueva, la gira del Presidente López Obrador, las contradicciones del rockstar López Gatell, los semáforos de la pandemia, que entrarán en vigencia el lunes y ya parecen descontrolados”.

“En cuanto a nuestra mágica, señorial y eterna ciudad, sí te digo: Oaxaca debe ser el epicentro de libertades y derechos. Repruebo el talante autoritario y conservador de Oswaldo García Jarquín, suscribo la postura de Jaquelina Escamilla: “Mientras no les enseñemos a las mujeres cuáles son sus derechos, no podremos terminar con la violencia”, quien fue despedida como titular del Instituto de la Mujer de Oaxaca por no transmitir una charla pro vida”. Y en cuanto a la Central de Abasto; si yo fuera Presidente Municipal ya hubiera instalado una tienda de campaña para supervisar, controlar y dirigir su refundación después del incendio, eso haría cualquier líder que se precie de estar comprometido con su comunidad”.

Nos despedimos con un mensaje a José Luis….

Más temprano que tarde, volveremos a abrazarnos.

Sé el primero en comentar

Déjanos un comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada.


*